viernes, septiembre 02, 2005

EL DUELO EN SEPARACIONES


EL DUELO EN SEPARACIONES



¿QUÉ ES EL DESPECHO?

Podría decirse que el despecho es la palabra corriente que usa la gente para designar la situación por la que pasamos los seres humanos después de terminar una relación amorosa por parte del otro. Se dice que el “despechado” es aquel que está triste por la ruptura con su amado.

El “despecho” es un término que catastrófiza lo que se vive ante una ruptura. En realidad, lo que vivimos los seres humanos ante las rupturas se llama DUELO. El duelo hace referencia al proceso que vive todo ser humano al tener una pérdida importante en su vida. La pérdida puede darse por muerte, por separación o ruptura, divorcio, amputación, pérdida del trabajo, entre otros.

Este proceso es vivido de manera similar en todos nosotros, y consiste en varias etapas que deben ser vividas para poder decir: “ya elaboré el duelo... estoy tranquilo(a)”. Las principales etapas son:

1. Fase de insensibilidad o Shock

Cuando hay una pérdida, incluso si la pérdida se esperaba, siempre hay una sensación de que no es verdad. La persona se desentiende de la pérdida por un breve período de tiempo (entre unas pocas horas hasta una semana) y puede estar interrumpida por episodios de tristeza o cólera. La persona repite frases como: “La rabia le va a pasar y va a volver”, “esto parece un sueño, quisiera despertar”, “no puedo ni quiero aceptarlo”. En esta fase, la persona puede seguir con su estilo de vida de una manera automática, con una leve sensación de ansiedad y temor.

2. Fase de anhelo y búsqueda de la figura perdida

Al cabo de unas horas o algunos días, la persona comienza a vivir la realidad de la pérdida, aunque sea sólo de manera episódica. En esta fase se anhela que la persona vuelva y se tiende a negar la permanencia de la pérdida. En lo que respecta a las separaciones y divorcios, la persona encamina su conducta a restablecer la relación, presentando como principales emociones el anhelo, la esperanza, la ansiedad y la incredulidad. Llegar a la aceptación de la realidad no es fácil y lleva tiempo, pues implica no sólo la aceptación intelectual sino también emocional. La persona puede ser intelectualmente consciente de la pérdida mucho antes de que las emociones le permitan aceptar plenamente la información como verdadera.

3. Fase de desorganización, desesperanza y desespero

Esta fase comienza cuando la negación de la ruptura comienza a decaer. La persona encuentra difícil funcionar en su medio sin el otro y comienza a sentir una gran desorganización.
En esta etapa las personas pueden presentar: Algún tipo de malestar somático o corporal, confusión, olvidos frecuentes, culpa relacionada con la pérdida o con las circunstancias de la separación, soñar con la persona, reacciones hostiles, incapacidad para funcionar como lo hacía antes de la pérdida, trastornos del sueño, trastornos alimentarios, aislamiento social, evitar recordatorios de la persona, llorar, entre otros.
En esta fase también se vive intensamente una gran variedad de emociones. Entre ellas están: la tristeza, rabia, culpa, ansiedad, impotencia y hasta alivio o tranquilidad.

4. Fase de conducta reorganizada

En esta fase la persona comienza a organizar su vida y a sentirse cómoda en el medio sin la otra persona. La tarea del duelo en esta etapa es la recolocación emocional de la pareja y seguir viviendo. Esto no se trata de renunciar al recuerdo de la pareja, se trata de encontrarle un lugar adecuado en su vida emocional, un lugar donde la persona pueda continuar viviendo de manera eficaz en el mundo.

Es importante repetir que las personas nunca pierden los recuerdos de una relación significativa. “Nunca podemos eliminar a aquellos que han estado cerca de nosotros, de nuestra propia historia” Se trata solamente de encontrarle un lugar adecuado en la vida emocional, un lugar importante pero que deja un espacio para los demás.

Algunas personas entorpecen esta cuarta etapa manteniendo el apego del pasado en vez de continuar formando otros nuevos. Algunas personas encuentran la pérdida tan dolorosa que hacen un pacto consigo misma para no volver a querer nunca más.
El amar a otras personas y el continuar viviendo no significa querer menos a quienes amamos de verdad.

Bueno, ya sabemos entonces qué es el duelo, es decir, el proceso que vivimos ante el despecho. Ahora, debemos hacer énfasis en la importancia de vivirlo.

Muchas veces, ante el miedo que tenemos a las emociones displacenteras como la tristeza, la rabia y otras, buscamos cualquier objeto o persona que nos “alivie” el dolor (Anestesias falsas) ingerimos bebidas alcohólicas u otras drogas, nos tomamos algún tranquilizante o nos buscamos otra persona con quien compartir afectivamente... dicen que “un clavo saca otro clavo” y eso no es cierto. El duelo, aunque no nos guste, debemos vivirlo. Es algo así como una herida en el cuerpo, que si no se sana, o se sana a medias, va a presentar problemas muy seguramente en el futuro. Debemos permitir que el duelo fluya para poder decir: “ya estoy listo(a) para iniciar una nueva relación”, “ya salí de esa relación”.

¿CÓMO SUPERARLO?

- Aceptando las emociones propias del duelo.

Ya sabemos que necesariamente van a estar presentes unas emociones como la tristeza y la rabia. Ambas son emociones naturales, que nacieron con nosotros y que se agotan ellas solas.
Todos los seres humanos vivimos ante las pérdidas, y mientras más nos opongamos a ellas más intensamente van a aparecer... por eso: Dejémoslas fluir y aceptémoslas como a un jarabe que no nos agrada mucho su sabor pero conocemos sus beneficios.

- Ante la emoción de rabia, vívala, siéntala, pero no haga al otro recipiente de ella, no tiene derecho, así su comportamiento la(o) haya afectado a usted. No es necesario. Si está muy cargado(a) de ira golpee un colchón o un cojín y grite, insulte, siempre y cuando esté a solas. Si va en el carro, cierre la ventanilla y grite con toda la fuerza que tenga.

- Acérquese a las personas en plan de amistad. No se aísle, aunque ese sea su principal deseo. Busque a las personas, no espere que lo(a) busquen. Recobre o cree su círculo social y manténgase ocupado(a) en actividades que requieran esfuerzo físico, como el deporte.

- Recupere las actividades que antes le agradaban y había dejado por su relación. El fin es reconstruirse a usted mismo.

- Para facilitar el proceso de duelo, se recomienda romper el contacto con la ex - pareja, al menos por un tiempo. No permitir que los demás vengan con “chismes” y no buscarlo(a) Esto con el fin de evitar la interpretación que usted puede hacer de los comportamientos del otro, a favor o en contra suya. Por ejemplo: “Al estar conmigo sonrió felizmente” ... su interpretación podría ser: “sí me quiere, va a volver”. Si estando con usted, hizo mala cara, la interpretación podría ser: “no me quiere, no va a volver” ... y obviamente su interpretación puede estar muy alejada de la realidad. Por esta razón se impide el contacto con la vida del otro, para evitar interpretar o leer pensamientos que realmente no conocemos.

- Observe las oportunidades y aspectos positivos que tiene este momento. Toda situación tiene su lado positivo y debemos encontrárselo. Incluso, encontrará alivio y descanso al no estar conviviendo con lo que no le gustaba de su ex - pareja.

- Aléjese del alcohol y otras drogas, tranquilizantes u otras relaciones afectivas. Recuerde que el duelo debe vivirse y que si no permitimos que fluya la herida no va a sanar y nos traerá problemas más adelante.

- Recuerde que el duelo requiere un tiempo, el cual depende de la situación individual, del tipo de relación, de las circunstancias que rodearon la ruptura y de los rasgos de personalidad de quién lo vive. No pretenda no vivir o acelerar un proceso propio de los seres humanos ante las pérdidas.

Libros recomendados:

· “Amar si se puede” de Roberto Shinyashki.
· “Un amor que sirva o un adiós que libere” de Maria Cecilia Betancur.
· “Las mujeres que aman demasiado” de Robin Norwood.
. “Manual para desenamorarse” de Chiquinquirá Blandon.