miércoles, febrero 21, 2018

Por qué no es bueno el Rencor


Por qué no es bueno el Rencor

¿Qué es el rencor? el rencor aparece cuando sentimos o creemos que otra persona nos maltrató o humilló de alguna forma, ya sea por una ofensa, engaño, porque nos insultó, jugó con nuestra confianza o cualquier situación que nos haga sentir ofendidos.
Esto surge porque, obviamente, tenemos cierta expectativa que no fue cumplida. Esperamos que la otra persona cumpla con algo que nosotros esperamos, que se comporte con nosotros de una forma y cuando la persona no cumple con eso que pensamos y esperamos viene la decepción y la frustración.


Lo peor es que el rencor se alimenta (muchas veces) con el deseo de vengarnos, comienza a surgir el resentimiento que desencadena en el odio. Cuando no nos liberamos de esta sensación se alimenta más y más y es un sentimiento que nos domina la vida.
¿Quién tiene la “culpa” de que exista este rencor? por más duro que sea, la “culpa” (mejor llamarle responsabilidad) de que el rencor siga instalado en nuestras vidas la tenemos nosotros mismos. Los que nos encargamos de que ese sentimiento siga fijo en nuestras vidas somos nosotros y no le hace daño al otro, sino que nos va consumiendo lentamente tomando nuestras vidas y no dejando que muchas veces enfoquemos nuestra atención en otra cosa.

Muchas veces no tenemos conciencia de que ese rencor está siendo alimentado por nosotros mismos, ya que de repente podemos estar acostumbrados a funcionar así y ya actuamos automáticamente. El problema está en que a veces no queremos cambiar de página y por ende recordamos y recordamos una y otra vez lo que pasamos para tenerlo siempre presente. Esta acción viene de la mano con el masoquismo y cuando una persona es rencorosa le cuesta olvidarse de lo que “le pasó” y no está de acuerdo con conciliarse con el otro.
                                                                               @WilliamTorresEntrenador
Muchas veces realmente lo que pasó hace que nos sintamos mal, porque es algo grave y no podemos olvidarlo, pero lo que si podemos hacer es aceptarlo y entender que recordar y recordar solo nos daña a nosotros mismos. En otro post estuvimos hablando sobre la venganza, que muchas veces se dice que es dulce o que es un plato que se come frío, pero en realidad, cuando lo analizamos profundamente los únicos que no nos beneficiamos somos nosotros. La venganza causa que estemos todo el tiempo imaginando como podría ser, como podríamos hacer que el otro pagué por lo que hizo, y hace que muchas veces esto se convierta en una obsesión.


A veces es cuestión de tiempo, es normal que al principio solo podamos ver desde nuestro punto de vista y no queramos entrar en razón y reflexionar sobre lo ocurrido. Pero con el pasaje del tiempo pueden comenzar (o no) a surgir nuevas posibilidades de ver las cosas, y podemos comenzar a ver el daño que nos hace ese rencor. Poder ver estas cosas hace que poco a poco podamos liberarnos.
El rencor produce daño, y una persona que es rencorosa suele pensar que estando así está lastimando al otro (al no perdonarlo) pero en realidad a quien está lastimando es a sí mismo. El rencor suele causar mucho más daño que la situación por la que se pasó.
Una persona puede enfermar de verdad por el rencor, porque está atado a emociones y sentimientos negativos. El rencor viene de la mano de la frustración, el odio, tristeza, ira, sentimientos 100% negativos en la vida de cualquier ser humano. Además de esto, una persona que vive con rencor puede llegar a tomar malas decisiones, que incluso lo terminen dejando en soledad o estando apartado de una/as persona que quiere o ama mucho.
¿Cómo cortar con este sentimiento? recordando que el pasado es pasado, que de nada nos sirve repetir una y otra vez la película, una y otra vez colocar ese disco rayado que sabemos que va a saltar. Lo mejor es enfocarnos en perdonar a la otra persona, pero no un perdón para el otro, sino para nosotros mismos. Hay veces en que el daño es grande, pero por eso mismo de nada nos sirve cargar con una mochila que de seguro nos va a terminar rompiendo la espalda.
Siempre recuerda que el mejor beneficiado en el perdón se tú mismo, por lo cual vale la pena intentarlo.





https://www.psicologiahoy.com/no-es-bueno-rencor/



lunes, febrero 19, 2018

La indiferencia duele, ¿por qué?


La indiferencia duele, ¿por qué?


No hay nada más feo y que nos haga más daño que ser ignorados, nos hace sentir un importante vacío emocional, y más cuando la ignorancia viene de alguien importante en nuestras vidas.
Ya sabemos que la indiferencia duele, pero la pregunta es ¿por qué? Lo que sucede cuando somos víctimas de la indiferencia es que vivimos de una forma desconcertada, es decir, por más no se suela esperar nada o muy poco de los demás, ese nada en realidad no existe, siempre se tienen expectativas y esperamos que las personas de nuestro entorno actúen de una forma determinada (por nuestras emociones y necesidades. Es por este motivo que cuando la respuesta no se obtiene o no es la indicada surge el desconcierto y los esquemas que se tienen sobre cómo se debe actuar hacen cortocircuito.



La indiferencia hace que la autoestima se vea perjudicada, ya que la indiferencia tiene un mensaje, por más que no se diga nada se está diciendo todo y esto es: “sos demasiado poco”, por lo cual atenta directamente contra la autoestima.
De la mano con la baja autoestima esta la inseguridad que se sufre como persona, porque cuando otro “no nos da corte” y nos pasa por alto no tenemos esa retroalimentación que necesitamos. Como el otro es indiferente, no podemos saber bien que piensa ni mucho menos saber cómo debemos actuar o reaccionar, por lo cual la inseguridad está a flor de piel.
Ya desde pequeños, desde nuestra infancia, es que nuestra autoimagen depende de la imagen que tienen los demás sobre nosotros, por lo cual cuando no se obtiene nada, solo indiferencia, es normal que la inseguridad se acentúe.
La ansiedad tampoco ayuda, porque si tenemos que estar tratando de ver y de descifrar lo que el otro piensa o siente seguramente eso nos genere mucho estrés.
La indiferencia también hace que nos sintamos solos, y esto es porque la indiferencia es un vacío. Si la indiferencia viene de personas de las cuales deberíamos recibir cariño se acentúa aún más la sensación de soledad.
Conocemos lo que genera la indiferencia, ¿qué podemos hacer con eso? Lo primero y principal es saber que no podemos obligar al otro a que no nos sea indiferente. Lo que, si podemos hacer, en el caso de que sea una persona realmente significativa en nuestra vida, es hacer un esfuerzo por conocer mejor como es y adoptar una forma de comportarnos que resuene con lo que es su sistema emocional, su forma de ser y actuar.
Existen muchas razones por las cuales las personas actúan con indiferencia: en algunos casos es porque otra persona fue o es indiferente con ellos y por eso adoptan esa actitud, porque se usa la indiferencia como protección para no implicarse demasiado temiendo salir lastimadas, o porque simplemente es la única forma de relacionamiento conocida.
En realidad, no hay un secreto para cortar con la indiferencia, ya que no depende de lo que hagamos, por lo cual lo mejor es no darle a nadie el poder sobre nosotros, es decir, rodearse de personas que nos valoren y nos quieran por quienes somos, y que sobretodo nos hagan sentir a gusto. ¡No se puede elegir a la familia, pero si se puede elegir respetarnos, a los amigos, y personas que integran nuestro mundo, para lo cual tú tienes el poder!



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sábado, febrero 17, 2018

Mentiras que nos decimos a diario


Mentiras que nos decimos a diario

¿Cómo es posible que muchos odiemos las mentiras pero nos digamos mentiras a diario? ¿Un poco loco no? Mentir no es un buen acto, no se justifica en lo absoluto, pero lo peor que podemos hacer es mentirnos a nosotros mismos.
Hay una infinidad de formas en las cuales nos mentimos día a día, y muchas veces es porque no queremos afrontar la realidad en la que vivimos, en este caso teniendo consciencia del engaño que nos realizamos a nosotros mismos pero de igual manera haciéndolo, y ¿Cómo lo hacemos? Mediante justificaciones, excusas, que usamos para camuflar nuestros fracasos, también mediante promesas que nos hacemos y no cumplimos.


Otras veces estos engaños vienen de la mano de no conocer la realidad 100%, es decir que no tenemos consciencia de que nos mentimos y engañamos a nosotros mismos. Esto viene de la mano con que ya es una costumbre mentirnos, entonces estamos tan adecuados a eso que se mezcla lo real con lo que creemos. Este tipo de mentiras son las que atacan directamente sobre nuestra autoestima.
Una de las mentiras más comunes que nos decimos a diario es que “si sucediera tal cosa nuestra vida sería genial” y de aquí se desprende: dinero, una pareja ideal, tal puesto de trabajo, el cuerpo de…, más tiempo libre, etcétera.


La felicidad, como lo plantea la teoría Gestáltica es “aquí y ahora”, y no va de la mano con el si sucede esto o lo otro. Muchas veces imaginamos que teniendo el cuerpo ideal, o más dinero, vamos a ser más felices, pero es solo lo que imaginamos, no significa que esto sea así. Sino somos felices sin eso probablemente teniéndolo tampoco vamos a serlo.


La felicidad no va de la mano con el tener sino que es algo que se construye día a día con trabajo interior¿sino como es posible que: hay personas que al parecer no tienen “nada” y son demasiado felices, y otras que lo tienen “todo” son las personas mas tristes del mundo?
Es muy bueno tener metas: querer ganar más dinero, querer tener un mejor trabajo, o incluso un mejor físico del que tenemos, pero nuestra felicidad nunca debe pasar por eso, ya que de esta manera estaría vinculada a eso que queremos, pasando a ser una pastilla mágica que curaría todo y sino la tenemos no podemos ni pensar en la felicidad. Vivir bajo esta mentira hace que estemos frustrados, porque al demorar en conseguirla o no conseguirla entonces… ¿no seriamos felices? Nuestra felicidad estaría en pausa.
Otra mentira que nos decimos a diario es que “mañana mismo comienzo a hacer tal cosa”. Esta es una mentira re común, más común de lo que creemos y la usamos prácticamente desde que nacemos hasta que nos morimos.
Lo que sucede es que muchas veces dejamos pasar el día y no hacemos algo “productivo”, es decir, sentimos que no pudimos concretar nada e inmediatamente viene la culpa. Aquí comienzan esas promesas en las cuales comenzamos a decirnos a nosotros mismos que mañana empezamos a hacer determinada cosa.
Aunque esto este en nuestra mente en ese momento, ¿de verdad al día siguiente podremos hacer todo lo que queremos, y concretar todo lo que dejamos para después? Es muy difícil saber cómo vamos a sentirnos al día siguiente, y por lo general cuando comenzamos a postergar cosas terminamos postergándolas más de lo que planeábamos. Por eso lo mejor es que trates de hacer las cosas y no las postergues, salvo que sea por algo de extrema necesidad, pero de esta manera evitarás decirte una de las mentiras comunes que nos decimos a diario y que tanto contribuyen a nuestra frustración.




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viernes, febrero 16, 2018

¿Por qué nos castigamos por errores del pasado?



¿Por qué nos castigamos por errores del pasado?



Es humano cometer errores, y a lo largo de nuestras vidas podemos llegar a cometer muchos. A veces sabiendo que podemos cometerlos, otras veces poniendo las mejores intenciones, pero teniendo resultados que no esperamos, o pensando en ese momento determinado de nuestras vidas que es lo mejor que podemos hacer (aunque luego, con el paso del tiempo nos demos cuenta de que podríamos haber actuado de otra forma).



¿Qué pasa con estos errores que cometemos?
Cuando aceptamos que nos equivocamos, o que nos hubiera gustado actuar de otra forma en determinado momento y pasamos la página, es decir seguimos adelante con nuestras vidas aprendiendo de ese error todo es perfecto, pero… a veces sucede que una y otra vez aparece ese error en nuestra mente y no nos deja liberarnos. Esto sucede cuando la persona no se perdona y por el contrario se tira todas las culpas por ese error cometido.




¿Por qué nos castigamos por errores del pasado?
De la mano con el no soltar ese error y seguir atados viene el autocastigo, pero… ¿porque lo hacemos? Existe algo que se llama culpa, y existe algo que se llama responsabilidad, es decir, el poder asumir que tuvimos ese error, poder hacernos cargo de eso. El problema se da cuando mezclamos culpa con responsabilidad, ya que la culpa viene de la mano con el autocastigarse. Castigarnos surge de esa sensación de culpa, de sentir que lo que hicimos fue horrible y por lo cual debemos castigarnos por ser malas personas y haber actuado mal.

El problema principal reside en la autoestima, porque cuando tenemos amor por nosotros mismos y sabemos lo que valemos por lo general no nos castigamos, al menos no por demasiado tiempo. Cuando tenemos baja autoestima tendemos a pensar que las cosas pasan por nuestra culpa, que lo que nos rodea falla porque nosotros tenemos que ver con eso. Obviamente, si pensamos que las cosas suceden por nuestra culpa vamos a pensar que merecemos ser castigados por eso.



¿Quién se encarga de ese castigo?
Nosotros mismos, nos ponemos una especie de penitencia que en realidad no nos ayuda para nada a aprender de ese error y crecer. A veces el castigarse viene de familias que son más bien autoritarias, que funcionan con rigidez, en las cuales la persona se cría con una visión de que un error debe ser castigado, en vez de aprender de él y sacar lo positivo. Por este motivo es que muchas personas arrastran esas creencias que fueron o aun siguen siendo impuestas por su familia, obviamente sin cuestionarse que no funciona así.
Castigarse no es una solución porque no hace que ese error que cometimos se marche, es decir, por más que nos castiguemos y castiguemos ese error va a seguir existiendo. Cuando nos castigamos surge como una especie de pensamiento de que si lo hacemos ese error va a disminuirse, o que las consecuencias que tuvo o tiene se van a ir. La forma de hacer que este error disminuya es aceptar que todos cometemos errores, en menor o mayor medida, y muchas veces sin querer hacerlo, lo mejor es pedir disculpas si se puede y sino sacar lo mejor que se pueda de ese error para intentar no volver a cometerlo.




El castigo anula el crecimiento, por más que nos impongamos un castigo muy severo esto solo va a causar dolor y más dolor, mas culpa, pero no va a hacer que podamos observar ese error y aprender de él.




En caso de que te sientas mal por algún error cometido en el pasado o sientas que siempre te castigas ante cosas que ya no puedes remediar y por más que lo intentas no puedes dejar de hacerlo, muchas veces sirve realizar una terapia psicológica en la cual se de paso a la reflexión y se pueda obtener la ayuda de un profesional para salir adelante.




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