12 consejos para gestionar mejor las discusiones de pareja
Varias pautas para adoptar una actitud conciliadora y constructiva en las discusiones de pareja.
Las
discusiones de pareja no tienen por qué ser perjudiciales, siempre y cuando
sepamos manejarlas de manera adecuada y expresar nuestros sentimientos de forma
natural y constructiva. Puesto que esto no siempre es tarea fácil, a lo largo
de este artículo veremos 12 claves que nos ayudarán a gestionar las
discusiones de pareja de la manera más satisfactoria posible para
ambos.
Las
disputas en las relaciones amorosas
Cuando nos
enamoramos y además tenemos la suerte de ser correspondidos, nuestra mente se
sumerge en un estado de bienestar y felicidad absoluta que difícilmente puede
verse empañado por otros factores externos.
En el inicio
de las relaciones, cualquier preocupación externa se convierte en liviana y
pasajera, puesto que la sensación de bienestar producida por el enamoramiento
funciona como contrapeso a todos esos quebraderos de cabeza.
Pero por
desgracia, la fase del enamoramiento no dura toda la vida, y a
medida que pasa el tiempo la euforia romántica disminuye. Como consecuencia,
cualquier evento, tanto ajeno a la relación como propio de ella, puede suponer
un estresor que acabe afectando a nuestra relación íntima.
Lo
conflictos propios de la convivencia y la relación de pareja, los problemas
económicos e, incluso, los altibajos laborales son susceptibles de acabar en
una discusión de pareja que no siempre podemos (o sabemos) manejar. No
obstante, las discusiones de pareja no solamente son inevitables, sino que
además son absolutamente necesarias si sabemos gestionarlas correctamente.
Al contrario
de los que muchos piensan, discutir de vez en cuando en la pareja es algo
habitual y normal. Y siempre que no sean discusiones excesivamente frecuentes,
ni tampoco violentas, la aparición de discrepancias es natural cuando
dos personas comparten cualquier ámbito de su vida de una manera muy intensa.
Es necesario
aclarar que, cuando hablamos de discutir, nos referimos a un debate, un
intercambio de opiniones que en ningún caso incluye ni la falta de respeto, ni
la agresividad o violencia. En una pareja que no discute nunca es muy
probable que uno de los dos esté reprimiendo sus ideas u opiniones,
bien por temor a crear conflictos y no saber solucionarlos correctamente, o
bien por presión de la otra persona.
En
cualquiera de los casos, esta situación es imposible de mantener en tiempo sin
que, cualquier día, una de las dos partes no consiga aguantar más. De esta
manera, cualquier pequeño conflicto, que se podría haber solucionado a tiempo y
sin más consecuencias, se magnifica y acompaña de otros conflictos que han
quedado refrenados.
12
consejos para gestionar las discusiones de pareja
Para poder
solucionar los problemas es necesario abordarlos, aunque esto signifique verse obligado a mantener una discusión, en
ocasiones incómoda, con nuestra pareja. Con la intención de facilitar este
momento, repasaremos un listado de técnicas o consejos para gestionar una
discusión de pareja de manera satisfactoria. Con estas sugerencias no
evitaremos la discusión, pero sí los errores que todos tendemos a cometer y que
provocan gran malestar.
Estas son
las pautas para llevar a cabo una discusión de manera ordenada, intentando que
nuestros sentimientos no se apoderen de nosotros y finalizándola de la manera
más exitosa posible.
1.
Saber identificar y expresar nuestras propias emociones
Nuestras
reacciones y respuestas en una discusión no son igual si esta está movida por
el enfado, que si está movida por la tristeza o la frustración. Poder
identificar qué sentimos y cuál es su causa es fundamental para saber
manejarlo y encontrar una solución a aquel problema que nos genera este
sentimiento negativo.
2.
Reconocer si existe un motivo real subyacente
En muchas de
las discusiones de pareja que se llevan a cabo de manera acalorada por un
problema específico, como por ejemplo realizar alguna tarea doméstica, son un
síntoma de que existe un conflicto mayor subyacente.
Esta
discordia o controversia real alimenta los pequeños problemas. Por lo tanto es
necesario saber cuál es el origen real de nuestro enfado; para así
poder solucionarlo de raíz y evitar intensas disputas por conflictos sin
importancia.
3.
Promover el diálogo, no evitarlo
Como se
comenta en al inicio del artículo, es necesario asimilar que evitar el diálogo
con la intención de evitar una posible pelea; así como ignorar la situación
conflictiva o dar siempre la razón a la pareja solamente son técnicas
de evitación que alimentan más y más la frustración.
Esto
solamente nos ayudará a acumular sentimientos negativos que acabarán por salir,
antes o después. El quid de la cuestión es dialogar e intercambiar opiniones de
la manera más calmada posible y así conseguir una conversación constructiva y
sosegada.
4.
Formular respuestas positivas y desde la propia persona
Existen
muchas maneras diferentes de decir las cosas y en las discusiones tendemos
a utilizar un tono acusador que en ningún momento resulta útil ni
conciliador.
A pesar de
que estemos convencidos de llevar la razón, cambiar el tono y las expresiones
acusadoras por otras formuladas en primera persona y en positivo, expresando
nuestras emociones nos ayudará a que la otra persona sea capaz de ponerse en
nuestro lugar.
5.
Nunca faltar al respeto
Este es
quizás uno de los puntos más dificiles. Las discusiones de pareja suelen
tener un componente emocional mucho más intenso, por lo que en ciertos
momentos podemos vernos tentados a dejarnos llevar por la ira, diciendo cosas
que realmente no pensamos e incluso faltando al respeto a la pareja.
Nunca
debemos quitar importancia al valor de nuestras palabras, puesto que una
discusión en la que el enfado mueve nuestras expresiones puede llegar a
ocasionar un daño, tanto en la otra persona como en la pareja, muchas veces
irreparable.
De la misma
manera, la utilización de reproches o recriminaciones hacia la
otra persona, nunca favorecerán el desarrollo de un diálogo satisfactorio.
6.
Saber escoger el momento adecuado
En la
mayoría de ocasiones es más recomendable posponer una discusión que llevarla a
cabo en un entorno o lugar que no es el adecuado. Debemos encontrar un
momento de intimidad, en el cual ambas personas se sientan cómodas para
expresar sus sentimientos sin tapujos, y sin que otras personas estén
presentes.
De la misma
manera, es esencial disponer del tiempo suficiente para hablar. Las prisas
nunca son convenientes en una discusión, puesto que lo más probable es que uno
de los dos acabe por córtala de manera brusca y después será mucho más
complicado retomarla.
7.
No tomar ninguna decisión en el momento
Tomar
decisiones “en caliente” y movidos por nuestros sentimientos nunca es buena
idea. Cuando dejamos que estas emociones negativas tomen las decisiones por
nosotros podemos llegar a tomar decisiones que realmente no queremos y que
luego tendremos que redimir o arrepentirnos.
Por lo
tanto, es mejor acabar la discusión y reflexionar, una vez se hayan calmado los
ánimos, si hay que tomar cualquier tipo de decisión en cuanto a la
relación o dinámica de pareja se refiere.
8.
Olvidarse del orgullo
Al igual que
es necesario reconocer nuestras emociones, es también necesario ser asumir que
no siempre llevamos razón. Si somos nosotros los que hemos cometido un error, deberemos
tragarnos el orgullo y pedir disculpas. Seguramente después nos sentiremos
aliviados y nuestra pareja agradecerá nuestro esfuerzo.
9.
No sacar problemas pasados
Un error muy
común en las discusiones de pareja es sacar a relucir problemas del pasado. Es
esencial centrarse en el tema o la situación actual, dejando los conflictos
pasados donde están, o en el caso de que generen mucha preocupación en la
persona dejarlos para otro momento, puesto que esto solamente reforzará
la tensión actual.
10.
Realizar un “tiempo fuera”
En los
momentos en los que veamos que la discusión se está volviendo demasiado
intensa, la decisión más acertada es la de realizar un “tiempo fuera” en la que
ambos se alejan temporalmente de la discusión. Esta pequeña distancia
provisional favorecerá el desarrollo de otra perspectiva del problema y relajará
los ánimos.
11.
Saber cuándo parar
Saber cuando
la discusión no está evolucionando y se ha quedado estancada es esencial para
no estar repitiendo constantemente los mismos patrones de discusión. Llegados
este momento lo mejor es detenerse un instante, un “tiempo fuera” puede ser
útil, y plantear posibles alternativas a la discusión o
situación que se está manteniendo.
12.
Resolver los conflictos
Después de
una discusión es necesario poder llegar a un acuerdo pactado con
posibles soluciones para la situación problemática. No sirve de nada discutir
durante horas para no llegar a ninguna conclusión, ya que además es muy posible
que el conflicto vuelva a aparecer.
Por lo
tanto, conseguir un trato satisfactorio para los dos es una de las metas a
fijar en una discusión de pareja.