El poder de
los pensamientos
Eres más fuerte que ellos, solo debes
mantener un balance entre lo que haces y lo que dices
Si piensas que la basura no es un problema y en lugar de
reciclar depositas todo tipo de material en el zafacón, tu manera de pensar
podría ser copiada por familiares y amigos y el efecto acumulativo de las
acciones de todos sería más basura, más contaminación. En cambio, si aun cuando
te fastidie clasificar materiales para reciclarlos decides que el futuro del
planeta vale más que eso y te comprometes a reducir la generación de basura,
tus actitudes tendrán un efecto positivo sobre el ambiente y podrían influir
positivamente en quienes te rodean.
De
primera instancia nadie creería que algo invisible y tan inmaterial como un
pensamiento podría contaminar el ambiente o dañar el entorno, pero resulta que
sí.
“Los
pensamientos son energía. Pueden ser de una frecuencia de energía alta o baja.
La frecuencia de energía baja contamina todo lo que toca. Cuando uno se
mantiene pensando negativo continuamente, en lo que uno piensa, en eso se
convierte. Poco a poco uno le va dando fuerza a esa negatividad y se va
haciendo más negativo y más miserable”, asegura el doctor en medicina y médico
naturista Luis Rivera, director del Centro Cultural Yoga Devanand de Puerto
Rico.
“Tenemos
que mantener un balance entre lo que pensamos, lo que hacemos y lo que decimos,
porque somos responsables de lo que pase. La energía de los pensamientos, como
todo lo demás, fluye. Todo en el universo es energía, los científicos han ido
descubriéndolo. Esa energía tiene frecuencias de vibración: mientras más sutil
es la energía, más positiva”, explica el también instructor de yoga.
Afirma
que “todo el mundo tiene cosas positivas y negativas, pero nos hemos
acostumbrado a concentrarnos en lo negativo de nosotros, de otras personas y en
lo negativo de las cosas, y eso nos hace ser tristes y deprimidos”. “Deberíamos
enfocarnos en lo positivo para sacar fuerza de ahí, para obtener lo que
queremos tener. Todo depende en realidad de nuestras actitudes”, plantea el
médico.
Sin
embargo, no siempre es tan simple como decidirse a pensar positivo. Según
explica el psicólogo Juan González, profesor e investigador de la Universidad
Carlos Albizu, en el estudio de la psicología ha surgido una nueva línea de
pensamiento que plantea que no se debe buscar controlar los pensamientos. “Los
pensamientos son el inicio tanto de nuestras conductas como de nuestros
sentimientos. Tener un pensamiento previo puede hacer que yo lleve a cabo o no
ciertas conductas y que me sienta de X o Y forma. En el pensamiento es donde se
origina casi todo”, sostiene.
Recuerda
que en el pasado se postulaba que como los seres humanos no podemos cambiar
muchas de las cosas que nos afectan, entonces debemos controlar nuestros
pensamientos y cambiarlos por pensamientos positivos para influir en el modo
como nos sentimos. Sin embargo, este acercamiento ha probado que puede ser
contraproducente.
“El
control es el problema. Muchas veces intentamos controlar nuestros pensamientos
cuando realmente no podemos hacerlo. Las personas gastan mucho tiempo queriendo
pensar de otra forma o sentirse de otro forma”, advierte. “Si digo 'no pienses
en el elefante rosita', inmediatamente usted va a pensar en el elefante rosita.
Sin que medie nada, su pensamiento le va a traer la imagen. A esto le sumamos
el problema de que la sociedad nos ha planteado por mucho tiempo ciertos
parámetros y normas. Usualmente cuando tenemos miedo, puede venir quien nos
diga ‘no tengas miedo’, como si pudiéramos controlarlo”, ilustra con ejemplos.
¿Qué hacer entonces?
En
vista de que controlar los pensamientos es difícil o poco probable, lo mejor
según el enfoque de la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT, por sus siglas
en inglés) es dejarlos quietos y seguir luchando por lo que se desea, hasta que
pasen--
Claro
está, hay estrategias que pueden ayudar.
“(Los
pensamientos) Son como las nubes, que vienen y, poco a poco, como vienen se
van. Van a seguir viniendo, el detalle está en que si me centro en ese
pensamiento voy a seguir con él. Cuando me voy detrás del pensamiento me
fusiono con él. Si es de depresión, me va a dar depresión, lo convierto en mi
realidad, a eso le llamamos fusión cognitiva. La técnica es dejarlo estar, no
pelar con él, es solamente un pensamiento y va a tener el poder que le des. Lo
que realmente importa son los valores, no morales, sino valores en cuanto a las
cosas que son importantes para tí”, ilustra González.
Luego
de entender esto, una estrategia que ayuda a asumirlo en el día a día, según
él, es la que se conoce como 'mindfulness', un tipo de meditación en la que
durante un rato se busca pensar solo en el aquí y ahora, sin dejar que ninguna
otra idea interrumpa ese estado de atención total en el propio ser. El fin es
lograr centrarse en las cosas que realmente importan o dan sentido a la vida de
la persona, eso a lo que González llama “valores”.
“Se
debe trabajar constantemente la práctica del 'mindfulness', meditación,
relajación, respiración, adquirir la destreza de podernos ver como observadores
de los pensamientos y no irnos con ellos; poner distancia”, explica el autor
del libro “Actuar según los valores”.
Asegura
que a pesar de los pensamientos que asalten la mente, se puede vivir y buscar
la felicidad enfocándose en las cosas prácticas que es posible hacer con el fin
de lograr aquello que verdaderamente importa para uno.
El
psicólogo aclara que dejar de combatir los pensamientos no implica resignarse y
someterse a ellos. “No es resignarse, resignarse es rendirse, por eso nos
enfocamos en los valores. Llevamos a la persona a que acepte el pensamiento,
pero si lo acepta y ya, eso sería resignación. (Lo que se busca) Es aceptar el
pensamiento y comprometerte con las cosas que son importantes para ti. Ahí es
que está el cambio”, indica al explicar cómo funciona la Terapia de aceptación
y compromiso.
Tampoco
implica que no se sufra ni se pase dolor, algo que en la psicología hace años
llamó “la trampa de la felicidad”. “Se nos ha enseñado que para ser feliz no
puedo sufrir, por ende cuando las personas sufren dicen que no son felices y se
lo creen. Es un pensamiento socialmente aprendido y no: uno puede ser feliz y
al mismo tiempo estar pasando por momentos difíciles”, contrasta el
investigador.
Recalca
que la efectividad de estas técnicas ha sido probada. “Las terapias con mayor
efectividad actualmente son las terapias basadas en aceptación. Se ha probado
empíricamente que tienen efectividad para el dolor crónico del cáncer. La
literatura dice que cuando la persona acepta el dolor la intensidad disminuye
significativamente”, dice. Otras condiciones en las que se ha observado
incluyen bulimia, adicciones e incluso tratamudez.
“En
la tartamudez una de las cosas que mayor ansiedad provoca es el tratar de
controlar la tartamudez. Si le enseñamos a la persona: 'acéptala, déjala en
paz', se pone menos ansiosa y disminuye”, ejemplifica el psicólogo, que padece
la condición.
Entonces,
¿realmente contaminan los pensamientos?
“Cuando
una persona se siente mal, incómoda y tiene mucho estrés, va a comenzar a
actuar de cierta manera que va a incomodar a las personas que le rodean y eso
va a generar tensión. La tensión es algo que se pega. Si estoy al lado de una
persona que vive en estrés eso es como contagioso”, afirma González, haciendo
recordar las palabras de Rivera: “en lo que uno piensa, en eso se convierte”.
Original tomado de: https://www.elnuevodia.com/estilosdevida/saludyejercicios/nota/elpoderdelospensamientos-2301836/