Obsesión por el dinero: así es como aparece en nuestra vida
La economía ha invadido la mentalidad de muchos. Hay quien lo valora todo según su valor económico.
Teóricamente, el
dinero es útil porque es un lenguaje que todo el mundo entiende. Gracias a
él, podemos entendernos con todo tipo de personas, incluso con aquellas con las
que no compartimos ni hábitos ni intereses, y llevar a cabo intercambios
provechosos para ambas partes.
Sin embargo,
a medida que la historia avanza y las sociedades van encontrando nuevas maneras
de producir todo tipo de bienes y servicios, van apareciendo consecuencias
indeseadas relacionadas con este elemento de cooperación. La obsesión
por el dinero es un ejemplo de esto.
¿Por qué aparece la obsesión por el dinero?
Si atendemos
a toda esa cantidad de citas célebres, reflexiones y lemas que hablan acerca de
la felicidad como algo que está más allá del poder económico que uno
tiene, puede parecer extraño que exista la obsesión por el dinero. En la
vida hay muchas cosas que nos pueden hacer sentir bien: ¿por qué centrarse
tanto en algo que en teoría tan solo es un medio para intercambiar cosas? Tal y
como veremos, hay varias causas que lo explican.
La asociación con el placer
Hace tiempo
que los psicólogos descubrieron algo muy revelador acerca del comportamiento
humano (y, de hecho, el comportamiento animal en general). Cuando
asociamos un estímulo placentero a una acción, en un contexto determinado,
tenemos a repetirlo, incluso a pesar de que no seamos conscientes de ello. La
racionalidad es sin duda un elemento muy importante en nuestro día a día, pero
su poder es muy limitado, y no puede cambiar estas tendencias.
Por ejemplo,
del mismo modo en el que la fobia a los pájaros pueden producirse al tener una
mala experiencia teniendo uno de estos animales cerca, si aprendemos a
relacionar el placer a un elemento, aunque ese elemento en sí no tuviese por
qué proporcionárnoslo en otra situación, desearemos volver a entrar en contacto
con él.
Teniendo en
cuenta esto, pensemos por un momento en la omnipresencia del dinero.
Es un elemento que está presente prácticamente por obligación en la vida de
cualquier persona, pero que cobra especial importancia en el momento de
realizar las transacciones comerciales. Menos en el caso de las estafas, esto
son experiencias que pueden llegar a producir mucho placer, especialmente en el
caso de las compras costosas para obtener productos que no se tenía antes.
Todos
recordamos la ilusión que hemos sentido en algún momento de nuestra vida al
obtener productos como cámaras de fotografía, noches en hoteles de lujo, un
coche, etc. Se trata de momentos en los que se puede llegar a
experimentar la emoción y los nervios que despiertan la anticipación. Puede
ser, incluso, que en algún momento de la vida organicemos todo un día en torno
al hecho de realizar una compra especial.
Este es uno
de los motivos por los que tiene sentido que exista la obsesión por el dinero:
es muy habitual que esté presente en situaciones en las que nos sentimos bien.
Pero no es el único.
La inestabilidad y los cambios
En teoría,
la obtención y gasto del dinero obedece, u obedecía hasta hace poco, a dos
facetas diferenciadas de la vida: lo personal y lo profesional. Uno gana
ingresos en su faceta laboral, y lo gasta en la personal, en la mayoría de los
casos.
Sin embargo,
con el desarrollo del modo capitalista de producción, cada vez hay un límite
más difuso entre estos dos ámbitos. Por ejemplo, es frecuente llevarse
trabajo a casa o incluso trabajar durante las vacaciones. Del mismo
modo, los horarios, en muchos puestos de trabajo, tienen poco significado, y la
posibilidad de comunicarse constantemente gracias al uso de ordenadores
portátiles y de smartphones hace que muchas tareas puedan ser realizadas casi
en cualquier parte.
Además, hay
más inestabilidad en la vida laboral. El modelo de trabajo basado en
obtener un empleo que dure varias décadas ha caducado, y hoy en día es
frecuente temer por conservar un cargo, o asumir que un empleo tan solo va a
durar unos pocos años, o incluso meses.
Ante este
panorama, la obsesión por el dinero no es más que un síntoma de lo que ocurre:
el único hilo conductor que estructura nuestro día a día, a falta de un horario
fijo, es el flujo de ganar y perder poder económico. Como es frecuente incluso
gastar para poder trabajar, lo económico es visto como algo fluido e
imprevisible, una parte de la vida a la que siempre hay que prestar atención.
El riesgo siempre está ahí, y por eso hay motivos para pensar cada semana en el
estado de la cuenta bancaria, incluso si se dispone de un buen estatus
económico, dado que las certezas no existen.
En conclusión
La obsesión
por el dinero es una muestra de cómo, poco a poco, lo económico y lo
profesional ha entrado totalmente en nuestra mentalidad a la hora de
percibir las cosas en nuestra vida privada. En estos tiempos pensamos
constantemente como empresarios, justamente porque la realidad nos está
enseñando que todo está en venta y que todo puede poner en riesgo aquello que
dábamos por garantizado.
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