Las 5 consecuencias (psicológicas y relacionales) de una adicción
Llega un punto en el que
la necesidad de consumir se adueña del adicto.
Tel: +57 320 4918648 William Torres Psicólogo
Las
razones y circunstancias por las que una persona consume sustancias de forma
compulsiva y adictiva son tantas como personas consumen. Cada uno tendrá sus
motivos, causas y efectos, diferentes en cada ser humano. Sin embargo, se
pueden establecer similitudes en las consecuencias en los casos graves de
adicción a sustancias. Justamente de esto hablaremos en este artículo.
Las consecuencias de la adicción
A
continuación, puedes encontrar un repaso a las principales consecuencias del
consumo de sustancias.
1. Falta de sentido vital
Uno
de los aspectos que se suele repetir en, al menos la mayoría de los casos, es
el sentimiento de que la vida
no tiene sentido, así como la falta de motivación para progresar,
sostener un trabajo, estudio o lazos sociales; o, también, la idea de que no se
podrá cambiar y mejorar la calidad de vida, como si la adicción estuviera
impuesta y la persona no pudiera tener incidencia en ella. En definitiva, sentirse
abatido, sin fuerzas, “perdido”.
2. Baja autoestima y sentimiento de autoeficacia
Consumir
sustancias para callar o detener el angustioso pensar, evadir, calmarse,
¿escapar?, ¿de qué? Probablemente de uno mismo, de los propios miedos, las
angustias acumuladas durante años, frustraciones, dolor… escaparse de ser quien uno realmente es, escondiéndose detrás de la
“máscara protectora” que va construyendo una adicción.
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Generalmente
experimentando escasa autoestima y un pobre concepto de sí mismas, las personas
adictas se perciben como no merecedoras de cosas buenas, se catalogan como
"perdedores". Sienten que han perdido la dignidad, sienten que son
“nadie”. Consideran que deberían quedarse solos, como si no merecieran tener
una digna compañía, (aunque verdaderamente le generen escalofríos pensarse en
soledad).
Para que el consumidor compulsivo comience el camino de alejamiento
de las drogas, será necesario llegar a la idea de que se está atravesando un
problema de salud, algo que escapa a su control y voluntad. Poder hacer un cambio depende de
querer hacerlo, y para esto muchas veces se necesita de un “tocar fondo” que
ayuda a reflexionar.
De
hecho, mientras un debilitamiento subjetivo persista, será muy difícil que la
persona tome la fortaleza necesaria para decidir hacer cambios en el estilo de
vida que está llevando, porque hay vulnerabilidad, confusión, dependencia,
ausencia de control sobre la vida propia.
3. Crisis en los lazos sociales y pérdida de control
Aparecen
las ausencias. Para poner un ejemplo, faltas en eventos familiares, giras
(ausencias) de varios días, desinformación de las familias respecto al paradero
y estado de salud. Los consejos, los reproches o el deseo de que la persona
adicta abra sus ojos y decida alejarse del consumo, muchas veces no son
suficientes.
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4. Complicaciones a nivel laboral
A
medida que va avanzando gradualmente una adicción, se hacen presentes
dificultades en distintas áreas de la vida de la persona. El área laboral
también puede verse afectada. Llegadas tarde que se suceden con ausencias,
accidentes en el trabajo por cansancio o como efecto residual de ese consumo
que no se pudo evitar antes de empezar la jornada laboral. O incluso, en una
instancia avanzada del consumo problemático, optar por consumir sustancias
dentro del mismo horario y contexto laborales, cuando ya los límites
autoimpuestos son mínimos o nulos.
5. Efectos en el cuerpo
En
casos graves de adicción, las personas no logran tomar en serio las
consecuencias de la ingesta de sustancias dañinas para el organismo. Y muchas veces ocurre que se toma conciencia del cuerpo y los
daños cuando éstos ya son avanzados y graves. Como ejemplos podemos
dejar planteadas cardiopatías, problemas de circulación, disfunciones y
patologías en diversos órganos, en especial el hígado, formación de úlceras,
deterioros en el sistema nervioso.
Será
importante aquí comprender que se trata de un problema de salud, acompañar en
la medida de lo posible hasta que la persona en cuestión pueda reconocer que
tiene un problema y que ese problema tiene solución, por lo cual deberá pedir y
aceptar ayuda. Poco a poco la persona dejará de sentirse nadie para volver a
ser, incorporando herramientas para empezar a poder ser, sin drogas.
por
Melina N. Gancedo