Quiero preguntarte querido
amigo, querida amiga, hermanito, hermanita:
¿Tú de qué eres esclavo?,
¿de las heridas que recibiste
cuando eras pequeño?, ¿de tus traumas de la infancia?, ¿de lo que alguien más
decidió que fueras?, ¿de una relación que no te satisface?, ¿de un trabajo que
no disfrutas?, ¿de la rutina de tu vida?
¡Ya libérate! Tira ya ese
costal que llevas en la espalda en el que guardas el resentimiento, el rencor y
la culpa. Deja ya de culpar a otros y a
tu pasado por lo que no marcha bien en tu vida. Cada día tienes la oportunidad
de empezar otra vez. Cada mañana, al abrir los ojos, naces de nuevo, recibes
otra oportunidad para cambiar lo que no te gusta y para mejorar tu vida. La
responsabilidad es toda tuya. Tu felicidad no depende de tus padres, de tu
pareja, de tus amigos, de tu pasado, depende sólo de ti.
¿Qué es lo que te tiene
paralizado?, ¿el miedo al rechazo?, ¿al éxito?, ¿al fracaso?, ¿al qué dirán?,
¿a la crítica?, ¿a cometer errores?, ¿a estar solo?
¡Rompe ya las cadenas que tú mismo te has impuesto! A lo único que le debes tener miedo es a no ser tú
mismo, a dejar pasar tu vida sin hacer lo que quieres, a desaprovechar esta
oportunidad de mostrarte a otros, de decir lo que piensas, de compartir lo que
tienes. Tú eres parte de la vida y como todos, puedes caminar con la frente en
alto.
Los errores del pasado ya han sido
olvidados y los errores del futuro serán perdonados Date
cuenta de que nadie lleva un registro
de tus faltas, sólo tú mismo. Ese juez que te reprocha, ese verdugo que te
castiga, ese mal amigo que siempre te critica, ¡eres tú mismo!
Tomado del libro el esclavo por
Francisco Javier Ángel Real,