Los 8 tipos de
confianza: ¿cuáles son?
La confianza es un concepto muy
estudiado por la Psicología. Pero... ¿qué clases hay?
Una de las
variables psicológicas que afectan a nuestro día a día y las actividades que
realizamos es la confianza, que debe estar presente en las relaciones
interpersonales, pero también en el trabajo y el deporte.
La confianza es clave en nuestro bienestar,
especialmente la autoconfianza.
Tipos de confianza
Pero, ¿qué tipos de confianza hay? ¿Cómo
podemos clasificarlos? Existen ocho tipos de confianza. A continuación te
los explicamos con sus distintas características.
1. Confianza en los demás
La confianza en los demás es un fenómeno del que se
suele hablar mucho en las relaciones interpersonales, especialmente aquellas de
pareja. La fidelidad, la confianza… son esenciales para que las relaciones
amorosas funcionen.
Los seres humanos somos seres sociales, y por eso
necesitamos a otros para vivir mejor y para gozar de un mayor bienestar
psicológico y emocional. Tener relaciones cercanas da sentido a nuestra
vida, y disponer de personas de confianza nos ayuda a ser felices.
Evidentemente, no podemos confiar en todo el mundo
puesto que, en ocasiones, podemos toparnos con individuos que querrán
defraudarnos, timarnos o aprovecharse de nosotros, pero especialmente en
aquellas personas cercanas que nos han demostrado que podemos confiar en ellos,
debemos darles un voto de confianza.
La confianza no es algo que venga de serie aunque
algunos expertos piensan que es innata, al menos respecto a nuestros
familiares, y cuando conocemos a alguien, uno debe ganársela. La
sinceridad y la credibilidad son algunas variables que incrementan o no la
confianza que podemos tener en otras personas.
2. Autoconfianza o autoeficacia
La autoeficacia es lo que comúnmente se conoce como
autoconfianza, un concepto que introdujo el psicólogo ucraniano-canadiense
Albert Bandura en el año 1986, y del que habló en su Teoría del Aprendizaje
Social. Esta conocida teoría trata sobre la regulación de la motivación y la
acción humana, que implica tres tipos de expectativas: las expectativas de
situación-resultado, las expectativas de acción-resultado y la autoeficacia
percibida. Hoy os hablaré de la autoeficacia.
La autoconfianza suele confundirse con la
autoestima, y pese a que están relacionadas, no son lo mismo. La autoestima es
la valoración global que tiene una persona de sí misma, mientras que la
autoconfianza se refiere a la valoración de uno mismo respecto a su capacidad
para desempeñar una tarea y llevar a cabo un objetivo.
Es un concepto que está muy relacionado con el
desarrollo personal, puesto que una autoconfianza alta permite superar los
obstáculos que pueden ir surgiendo en el camino de un individuo a la hora de
luchar por una meta. Cuando una persona tiene una autoeficacia elevada, está
muy interesada en las tareas en las que participa porque se siente competente,
ve los problemas como desafíos estimulantes, experimenta un compromiso elevado
hacia sus intereses y actividades, y se recupera rápido de sus fracasos. Por
suerte, la autoconfianza se puede trabajar y mejorar.
Bandura cree que en la autoconfianza de una persona
intervienen cuatro aspectos importantes: logros de ejecución, que son los
éxitos y los fracasos experiencias pasadas, más bien la percepción que se tiene
de ellos y la frecuencia con la que aparecen. La observación o experiencia vicaria
influye especialmente en aquellas situaciones en las que la persona no tiene
poca experiencia al realizar una tarea. La persuasión verbal (por ejemplo, las
palabras de ánimo) y el estado fisiológico del individuo, en el que se incluye
no solamente las sensaciones físicas sino también los estados emocionales,
influyen en cómo la persona interpreta la situación.
3. Falsa autoconfianza
En ocasiones, algunos individuos parecen mostrar
una confianza alta cuando en realidad no confían en sí mismos. Esto es lo que
se conoce como falsa autoconfianza, una forma de protección contra la
percepción de autoeficacia baja.
Los sujetos con falsa autoconfianza a veces puede
llegar a convencerse de que confían en sí mismos aunque no sea así, e incluso
pueden realizar autoverbalizaciones positivas hacia sí mismos, con frases
optimistas. Es un tipo de autoengaño que no favorece para nada el desarrollo
personal, y que permite a la persona evadirse del verdadero estado interno de
autoconfianza que en muchos casos está detrás de la “máscara”.
4. Confianza conductual
Tiene que ver con la conducta de la persona, y es
la propia capacidad de los sujetos de actuar positivamente o no, de superar
obstáculos y tomar desiciones correctas que afectan al comportamiento del
individuo.
5. Confianza emocional
Las emociones son clave en el bienestar de las
personas, y su correcta gestión hace posible que una persona sea más o menos
feliz. Con la popularidad del término inteligencia emocional, no es de
extrañar que se hable de confianza emocional.
Algunos individuos temen a sus propias emociones,
pero dominar la capacidad de entender e interpretar las propias emociones
de los demás, y la habilidad de regular las emociones para favorecer las
relaciones interpersonales con otras personas, es posible con la confianza
emocional.
6. Confianza espiritual
Hace referencia a la fe que tienen los
individuos sobre la vida que les rodea y el contexto en el que se mueven.
7. Confianza simple
Algunos expertos, como el biólogo Humberto
Maturana, piensan que la confianza puede ser innata. Es lo que se conoce como
confianza simple, y nacemos con ella. Es automática, como la confianza hacia
nuestros progenitores. Es total y completa.
8. Confianza alimentada
No obstante, a lo largo de la
vida y fruto de las experiencias, esta confianza simple puede moldearse.
Entonces podemos mantener la confianza alta en otras personas o bien puede
aparecer la desconfianza
Original tomado de : https://psicologiaymente.net/psicologia/tipos-de-confianza
Original tomado de : https://psicologiaymente.net/psicologia/tipos-de-confianza