5 motivos por los que buscar ayuda contra las adicciones
Una persona
con problemas de adicción, en las primeras etapas de la misma, no puede verla
como tal. Por lo tanto no se da cuenta de la necesidad de pedir orientación,
contención y ayuda. Puede sentir frustración, impotencia, confusión,
desesperación pero aún así no hay pedido de ayuda o intención de cambio ya que
tampoco hay conciencia del problema ni percepción de los riesgos que éste puede
acarrear.
Una vez que
la persona adicta logra visibilizar y reconocer la existencia de un problema, y
acepta que necesita ayuda, es muy importante iniciar y transitar un complejo
camino de recuperación para dejar esa conducta perjudicial, entre otras cosas…
A
continuación veremos qué lógica de consumo hay detrás de las adicciones, por
qué es bueno buscar ayuda para salir de ellas cuanto antes, y por dónde
empezar.
Motivos
para buscar ayuda contra las adicciones
A
continuación puedes ver por qué una retirada adecuada del consumo de una
sustancia es necesaria para salir del grave problema de la adicción.
1. Dejar de consumir es el inicio
Al dejar de
consumir se empiezan a transitar las diferentes situaciones de la vida
cotidiana de una manera nueva, con la reactivación de recursos propios y
sin requerir del consumo de sustancias. Es indispensable implicarse
verdaderamente en un tratamiento especializado, el cual arranca con el dejar de
consumir (etapa de desintoxicación y deshabituación) y continúa con la
construcción de hábitos de vida saludables, elaboración de proyectos de
crecimiento personal, mejora en los modos de vincularse con los otros, nuevas
maneras de resolver conflictos intra e interpersonales.
2. Se identifican factores de protección
En un
tratamiento especializado en adicciones, se trabaja sobre el
fortalecimiento de potencialidades y capacidades. Por ejemplo, tendrá
importancia observar y potenciar si la persona cuenta con capacidad de toma de decisiones,
de control de emociones e impulsos, de autoobservación, (conocerse más y
mejor). Además, se mejora en autoestima, y la presencia de redes de
contención que acompañen a esta persona y la motivación para estudio y/o
trabajo también constituyen otros valiosos factores de protección.
De esta
manera, la persona intenta ir construyendo con la terapia un saber sobre
su malestar, para poder limitar las conductas compulsivas, repetitivas y
comprender qué posibles significados y funciones tiene su adicción.
En términos
generales el principal factor de protección está dentro de la persona y reside
en la toma de conciencia de su problema y consecuente predisposición a generar
cambios y a mejorar su calidad de vida.
3. Se visibilizan factores de riesgo
Es
importante identificar cuáles son los factores de riesgo y vulnerabilidades
singulares. Se indaga sobre aspectos personales y sociales, ubicando al consumo
dentro de la historia tanto individual como familiar.
Así, en
contraposición a los factores de protección, la falta de apoyo y
contención por parte de familia, amigos e instituciones, la ausencia de
motivación, la anhedonia y la abulia, y en especial, la falta de conciencia del
problema de salud constituyen fuertes factores de riesgo.
4. Se producen cambios
Se
experimentan modificaciones en el hacer, pensar y sentir, por lo cual
se pueden llegar a vivenciar ciertas crisis en tanto que esos cambios producen
contradicciones o sensación de extrañeza a la hora de implementar recursos
propios que son nuevos y muy distintos a los puestos en marcha en tiempos de
consumo. Por lo tanto, estos momentos críticos, pueden ser considerados como
propios e inherentes a esta etapa y hasta esperables y necesarios.
Probablemente
antes de un tratamiento era común evadir o calmar angustia, enojo, tristeza,
soledad, miedos, vergüenza, impotencia, (entre otros sentimientos, emociones y
problemas de la vida diaria) con consumo de sustancia, interpretándolo como una
salida, refugio o sostén para evadir u olvidar una situación insoportable.
5. Se construyen nuevos recursos
Durante un
tratamiento, frente a sensaciones dolorosas o conflictos, se construyen e
implementan nuevos recursos, los cuales se espera que sigan desarrollándose y
fortaleciéndose en el después del tratamiento.
Un ejemplo
es la resolución de conflictos a través de la palabra, quizás algo impensable
en situación de consumo, donde el acto (por lo general violento, hacia terceros
y/o hacia sí mismo) reemplazaba a la palabra.
Otros ejemplos son: incorporar hábitos de cuidados de la salud y el
cuerpo, como una alimentación saludable y realizar actividad física, promover
espacios de escucha y dialogo familiar, poner en palabras lo que antes se
callaba y enfermaba, emprender, capacitarse y buscar un crecimiento personal
con prácticas de autocuidado