LA HONESTIDAD
“Se cuenta que hace muchos
años; en la China antigua, un príncipe de la región norte del país estaba por
ser coronado emperador, pero de acuerdo con la ley, él debía casarse. Sabiendo
esto, decidió hacer una competencia entre las muchachas de la corte para ver
quién sería digna de su propuesta. Al día siguiente, el príncipe anunció que
recibiría en una celebración especial a todas las pretendientes y lanzaría un
desafío.
Una anciana que servía en el
palacio hacía muchos años, escuchó los comentarios sobre los preparativos.
Sintió una leve tristeza porque sabía que su joven hija tenía un sentimiento
profundo de amor por el príncipe. Al llegar a la casa y contar los hechos a la
joven, se asombró al saber que ella quería ir a la celebración. Sin poder
creerlo le preguntó:
¿Hija mía, que vas a hacer allá? Todas las muchachas más bellas y ricas de la corte estarán allí. Sácate esa idea insensata de la cabeza. Sé que debes estar sufriendo, pero no hagas que el sufrimiento se vuelva locura
Y la hija respondió: No, querida madre, no estoy sufriendo y tampoco estoy loca. Yo sé que jamás seré escogida, pero es mi oportunidad de estar por lo menos por algunos momentos cerca del príncipe. Esto me hará feliz.
¿Hija mía, que vas a hacer allá? Todas las muchachas más bellas y ricas de la corte estarán allí. Sácate esa idea insensata de la cabeza. Sé que debes estar sufriendo, pero no hagas que el sufrimiento se vuelva locura
Y la hija respondió: No, querida madre, no estoy sufriendo y tampoco estoy loca. Yo sé que jamás seré escogida, pero es mi oportunidad de estar por lo menos por algunos momentos cerca del príncipe. Esto me hará feliz.
Por la noche la joven llegó
al palacio. Allí estaban todas las muchachas más bellas, con las más bellas
ropas, con las más bellas joyas y con las más determinadas intenciones.
Entonces, finalmente, el príncipe anunció el desafío: Daré a cada una de
ustedes una semilla. Aquella que me traiga la flor más bella dentro de seis
meses será escogida por mí, esposa futura, emperatriz de China.
La propuesta del príncipe seguía las tradiciones de aquel pueblo, que valoraba mucho la especialidad de cultivar algo, sean: costumbres, amistades, relaciones, etc.
La propuesta del príncipe seguía las tradiciones de aquel pueblo, que valoraba mucho la especialidad de cultivar algo, sean: costumbres, amistades, relaciones, etc.
El tiempo pasó y la dulce
joven, como no tenía mucha habilidad en las artes de la jardinería, cuidaba con
mucha paciencia y ternura de su semilla, pues sabía que si la bien de la flor
surgía como su amor, no tendría que preocuparse con el resultado.
Pasaron tres meses y nada brotó. La joven intentó todos los métodos que conocía pero nada había nacido. Día tras día veía más lejos su sueño, pero su amor era más profundo. Por fin, pasaron los seis meses y nada había brotado. Consciente de su esfuerzo y dedicación la muchacha le comunicó a su madre que sin importar las circunstancias ella regresaría al palacio en la fecha y hora acordadas sólo para estar cerca del príncipe por unos momentos.
Pasaron tres meses y nada brotó. La joven intentó todos los métodos que conocía pero nada había nacido. Día tras día veía más lejos su sueño, pero su amor era más profundo. Por fin, pasaron los seis meses y nada había brotado. Consciente de su esfuerzo y dedicación la muchacha le comunicó a su madre que sin importar las circunstancias ella regresaría al palacio en la fecha y hora acordadas sólo para estar cerca del príncipe por unos momentos.
En la hora señalada estaba
allí, con su vaso vacío. Todas las otras pretendientes tenían una flor, cada
una más bella que la otra, de las más variadas formas y colores. Ella estaba
admirada. Nunca había visto una escena tan bella.
Finalmente, llegó el momento
esperado y el príncipe observó a cada una de las pretendientes con mucho
cuidado y atención. Después de pasar por todas, una a una, anunció su
resultado. Aquella bella joven con su vaso vacío sería su futura esposa. Todos
los presentes tuvieron las más inesperadas reacciones. Nadie entendía por qué
él había escogido justamente a aquella que no había cultivado nada. Entonces,
con calma el príncipe explicó:
Esta fue la única que cultivó
la flor que la hizo digna de convertirse en emperatriz: la flor de la
honestidad. Todas las semillas que entregué eran estériles.”
¿Qué reflexión te deja este
cuento?…
Desde un punto de vista
filosófico la honestidad es una cualidad humana que consiste en actuar de
acuerdo como se piensa y se siente. La Madre Teresa de Calcuta dijo: “La honestidad
y la transparencia te hacen vulnerable. De cualquier forma sé honesto y
transparente”.
¿Por qué los seres humanos
muchas veces no somos honestos y transparentes? La respuesta es simple: por
miedo… miedo a sentirnos rechazados, miedo a hacer el ridículo, miedo a no
recibir aprobación, miedo a las consecuencias, etc. En definitiva, miedo a
perder algo .
El problema es que por miedo a perder, terminamos perdiendo lo más importante: nuestra coherencia interna y nuestra integridad.
El problema es que por miedo a perder, terminamos perdiendo lo más importante: nuestra coherencia interna y nuestra integridad.
Requiere valentía el ser
honesto y transparente. Y la recompensa por hacerlo es la satisfacción interna
de saberte coherente contigo mismo, la autovaloración por encima de la opinión
de los demás, la confianza y la seguridad en ti mismo.
Te invito a preguntarte:
¿Dónde no estás
siendo honesto contigo mismo o con los demás?¿Qué consecuencias te trae?
¿Qué necesitas para empezar a actuar en coherencia contigo mismo?
Original Tomado de :
http://www.coachingconciencia.com/2016/11/30/el-valor-de-la-honestidad/