Los Cambios: Tomar Decisiones
El que quiere
llegar a algo busca caminos.
El que no quiere
llegar, busca excusas.
Anhelar dar un giro a mi vida,
renovarme en algún aspecto, superar una dificultad con la que tropiezo una y
otra vez… todo esto conlleva un VERDADERO CAMBIO REAL, no un cambio fantaseado.
Desear un cambio y no tomar decisiones para lograrlo, es un “estado pasivo” que
nos bloquea y nos desgasta.
Tomar decisiones para cambiar
suele ser algo deseado y temido a la vez: por un lado, necesito hacer algo
distinto y salir de la insatisfacción, por otro prefiero la comodidad de lo
conocido, y me inquieta la incertidumbre.
Clínico y de Familia
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¿Cómo enfrentarlo?
Reflexiona ¿Estoy dispuesto a cambiar?: El mayor freno para lograr un cambio es ni siquiera creerlo posible. Con las típicas frases: “no depende de mí, depende de muchas cosas” “soy así, no puedo evitarlo” “más vale malo conocido” “tal y como está todo no se puede hacer nada” … se niega la capacidad de cambiar. Poner la causa de los problemas fuera (en los demás, la mala suerte, el pasado vivido, las circunstancias…) elude la responsabilidad.
¡Ejemplos! “me gustaría irme a
vivir al campo y cultivar mis tomates” “si tuviera un trabajo ideal sería
feliz” “si tuviera pareja, o ganara más dinero, o fuera más delgada, o viviera
en otro país” ….
Dejar la fantasía y pasar a la realidad: pasar
a la ACCIÓN, hacer, decir, probar. Recoger información real para contrastarla y
que no quede en suposiciones e hipótesis rumiando en nuestra cabeza.
* Ojo! Esto no significa
comprometerme con lo que vaya viendo, puedo decidir no hacerlo. Esto impide que
nos arrebatemos en decisiones impulsivas sin pensar, (como reacción a la
sensación de estar atascados), vamos a movernos poco a poco…es un proceso.
La renuncia: el clásico “Todo no se puede”. Si nos cuesta
cambiar es porque en el fondo nos cuesta dejar atrás algo que tenemos ahora.
Por muy mala que nos parezca la situación, si nos mantenemos en ella es porque
hay ventajas inconscientes. Elegir significa renunciar a algo para poder
avanzar.
Romper hábitos: “Quien hace siempre lo mismo, difícilmente
obtendrá un resultado diferente”. Si deseas cambiar, sentir algo distinto,
resolver una situación, HAY QUE HACER O DECIR algo diferente, salir del camino
acostumbrado, realizar algo nuevo, aunque sea pequeño, romper la inercia, … Un
cambio pequeñito puede tener un efecto expansivo y generar cambios cada vez
mayores. Se flexible, abre nuevas alternativas, échale creatividad y no te
dejes arrastrar por lo de siempre.
Enredarse en el Bucle: muchas
veces se busca un cambio, pero sin saber qué es lo que se desea cambiar. Esto
ocurre porque centramos nuestra energía en la queja, en los obstáculos, en
lugar de mirar más allá.
Es “un malestar confortable”: nos
quejamos, hablando y hablando sobre lo que disgusta o alimentando las enormes
dificultades que impiden cambiar. “Centrar la atención en las dificultades hace
que crezcan” cuanto más explicamos las quejas, más confusión, más absorbidos en
las propias circunstancias y más posponemos. ¡Así nos enfocamos más en el
problema que en la solución! lo que supone un mecanismo para seguir igual…. “Un
obstáculo es lo que se ve al desviar los ojos del objetivo”, por tanto, enfocar
tu atención hacia un futuro deseado permite encaminarte al cambio.
Cuidado con las ensoñaciones:
al imaginar la meta a la que me gustaría llegar, si es realista,
tendré una idea más clara del trayecto y las etapas que implica el cambio. Pero
una distancia demasiado larga crea expectativas irrealistas que me bloquean,
por tanto, es preciso plantearse pequeños objetivos a corto plazo, saborear
pequeñas victorias y disfrutar el camino.
William Torres Psicólogo
Clínico y de Familia
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Miedos: Los cambios a menudo implican decisiones difíciles,
despedirse de algo familiar, afrontar la incertidumbre de lo desconocido… Es
lógico que desestabilicen y provoquen miedo o estrés. Temores del tipo “no seré
capaz”, “es demasiado difícil” o “he malgastado mucho tiempo”. Este diálogo
interno crea una sensación de incapacidad limitante. Pero…. el miedo sólo se
pasa cuando nos atrevemos a hacer algo, nunca antes.
El Riesgo: El cambio conlleva riesgo. Cualquier elección
supone una apuesta que puede llevar a ganar o a perder en algún aspecto. Pero a
veces puede ser más peligroso quedarse quieto. “Y llegó el día en que el riesgo
que corría por permanecer dentro del capullo era más doloroso que el que corría
por florecer” Anaïs Nin.
En el fondo: tomar decisiones supone “crecer”, porque
significa hacerse cargo de uno mismo, hacerse cargo de las decisiones, riesgos
y consecuencias. Cuando éramos pequeños los adultos tomaban decisiones por
nosotros, ahora nuestra cabeza cree que “si no tomamos decisiones” se crea una
falsa sensación de que alguien nos cuida.
En definitiva…
…el cambio no sólo es posible,
sino inevitable, las personas cambiamos constantemente. Muchas veces hay
transformaciones personales a raíz de una situación crítica, (crisis significa
cambio).
No decidir es dejarnos llevar por
el tiempo, el cual acota las posibilidades y decide por nosotros, ¿eso es lo
que quieres?
Además, el deseo de cambiar no
realizado, la pasividad, la duda, los miedos, el estancamiento, la sensación de
“no vivir, solo ver pasar las cosas” …… todo esto pasa factura creando una
honda insatisfacción personal, y tan solo descubriremos un nuevo horizonte si
estamos dispuestos a cambiar.
“Para crecer hay que renunciar temporalmente a la seguridad” G. Sheehy
Tomado de: http://psicologiaypsicoterapia.com/los-cambios-tomar-decisiones/
William Torres Psicólogo
Clínico y de Familia
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