CELOTIPIA:
CUANDO LOS CELOS SON ENFERMIZOS
“El que no tiene celos no está
enamorado” o eso dijo el obispo y filósofo San Agustín hace muchos años. Muchos
estaréis de acuerdo con esta frase de San Agustín, pero todo dependerá del
grado de celos del que estemos hablando.
Sentir celos alguna vez en nuestra
pareja no está lejos de la normalidad, el problema aparece cuando los celos son
extremos, excesivos y se llegan a convertir en una obsesión, un trastorno, una
enfermedad…
PERO,
¿POR QUÉ EXISTEN LOS CELOS?
Todo tiene una explicación y es que
todas las emociones existen por algún motivo, para realizar alguna función que
nos ayude a sobrevivir. Por lo tanto, sentir celos es algo totalmente normal y
a lo largo de nuestra filogenia nos ha sido útil para mantener nuestra pareja
unida y así, asegurar que nuestros genes se perpetúen.
Las personas sentimos celos cuando
creemos o percibimos que otra persona podría arrebatarnos algo que consideramos
es de nuestra propiedad, en este caso nos referimos a la pareja, pero también
se sienten celos con hermanos, padres, amigos…
Te preguntarás entonces que si es algo
evolutivo, por qué no todos somos celosos o por qué unos somos más celosos que
otros.
SER
UNA PERSONA CELOSA TIENE MUCHO QUE VER CON LA AUTOESTIMA. ¿Y QUÉ NO TIENE QUE
VER CON ELLA?
Las personas con baja autoestima, como
ya sabemos, confían menos en sí mismas y son más inseguras lo que provoca que
sus percepciones de amenaza por una posible pérdida, sean mucho mayores, ya que
tienden a pensar que no están a la altura de los deseos de su pareja y que
esta, por lo tanto, tiene muchas posibilidades de fijarse en otro u otra.
Al ser más inseguras, también tienden
más a depender de su pareja para todo, la pareja se convierte en su centro
vital, por lo que la posibilidad de pérdida les provoca mucho más temor que a
una persona más segura de sí misma, más independiente y con una autoestima más
equilibrada.
Los celos también pueden surgir cuando
se han sufrido experiencias pasadas de engaños con otras parejas, lo que
provoca que seamos más reacios a volver a confiar en alguien, aunque ese
alguien no tenga nada que ver con quien nos hizo daño en el pasado.
Lo que acabamos de explicar, aunque es
muy desagradable para quien lo padece, entra dentro de la normalidad. Pero
existen casos en los que sentir celos se convierte en un serio problema. Ya no
se trata de ser una persona simplemente celosa si no de obsesionarse con la
idea de que nuestra pareja nos sea infiel a pesar de que no haya evidencias que
respalden esta creencia.
Son esas personas que huelen a su
pareja cuando llegan a casa, le revisan los bolsillos de la ropa en busca de
pruebas, les interrogan todo el tiempo sobre qué han hecho, dónde han estado y
con quién, les espían el teléfono…
Estas actitudes acaban por romper la
pareja definitivamente. La persona celotípica desea ejercer un total control
sobre la vida de su pareja ya que está convencida de que le es infiel y además
ve rivales por todas partes, sin motivo racional ninguno. Al final, lo que se
consigue es el efecto contrario, la pareja acaba alejándose, rompiendo o
incluso siendo infiel.
Hemos comentado que los celos en
general, y la celotipia en particular tienen mucho que ver con problemas de
autoestima o complejos, así como con experiencias pasadas de infidelidades. Es
necesario también que conozcas por qué este problema se mantiene en el tiempo y
no se soluciona. Aunque parezca mentira, aparte de la persona enferma, la
pareja también tiene mucho que ver en su mantenimiento.
Las conductas que tú, como persona
celosa, realizas con tu pareja tales como vigilarlo, interrogarlo, espiar su
teléfono, olerlo, llamarlo una y otra vez se denominan conductas de
comprobación y seguridad.
A corto plazo pueden calmar tus celos y
provocarte alivio pero a largo plazo lo único que hacen es mantener el problema
e incluso agravarlo. La ansiedad tan grande que te produce no preguntarle a tu
pareja sobre por qué esa compañera de trabajo le ha llamado, hace que no puedas
evitar asegurarte de que nada hay entre ellos.
La pareja, por su parte, con sus
mejores intenciones y para intentar calmarte suele contestar a esas llamadas, a
tus interrogatorios, a darte toda clase de explicaciones que de nada sirven, a
dejarte su teléfono…etc. lo que también
hace que permanezca el problema.
¿CÓMO
PUEDO DEJAR DE SER CELOTÍPICO/A?
1. El primer paso es reconocer que se
tiene un problema y que queremos solucionarlo.
2. Es muy importante que entiendas que
tienes un problema, cómo ha surgido y por qué se mantiene en el tiempo, así
encontrarás un sentido al tratamiento psicológico.
3. Exponte a las situaciones que te
provocan ansiedad pero sin llevar a cabo las conductas de seguridad de las que
hemos hablado. Es decir, si antes, cada vez que tu pareja salía solo le
llamabas cada dos por tres, ahora tendrás que dejar de llamarle y si lo haces,
tu pareja, por tu bien, no debe cogértelo. ¿Es duro? Muchísimo, pero es la única
manera de aprender a confiar en él o ella.
4. Asume que las certezas absolutas no
existen en la vida. Cabe la posibilidad de que tu pareja te engañe por mucho
que no quieras que ocurra, no puedes controlarlo todo. Si tu pareja quiere
serte infiel, lo será. Estés tú encima o no, ya encontrará las maneras, así que
no pierdas el tiempo.
5. Haz tu vida más rica, que la pareja
no sea tu centro vital. Rodéate de amigos, practica algún hobby en solitario o
con otras personas que no sean tu pareja. Te ayudará a tener la mente despejada
y que compruebes que no solo existe esa persona en el mundo.
6. Identifica tus pensamientos
negativos y modifícalos por otros más racionales. Si cada vez que llama alguien
al teléfono de tu pareja piensas: “Seguro que es la amante”, cámbialo por uno
más adaptado a la realidad, por ejemplo: “Podría ser un amigo o un compañero de
trabajo”.
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