El alcoholismo afecta a la sexualidad
Se sabe que el alcoholismo influye de forma negativa en el estado físico
y psicológico de la persona que padece esta enfermedad y, cómo no, la esfera
afectivo-sexual también se ve afectada por esta grave patología.
Ya lo dijo Shakespeare cuando se refería a su personaje
Macbeth, “el alcohol aumenta el deseo sexual pero frustra e impide la
ejecución”. Se estaba refiriendo a cómo el alcohol puede ocasionar disfunción
eréctil. Con este planteamiento se debe desmontar la creencia equivocada que se
tiene cuando se piensa que el alcohol es un afrodisiaco.
Sí es cierto que el alcohol, al tomarlo en dosis pequeñas,
tanto en hombres como en mujeres, puede actuar como desinhibidor y facilitador de las
relaciones sociales, pero si el consumo continúa en el tiempo y va aumentando
la cantidad ingerida, afectará de forma muy negativa a la salud sexual.
El consumo abusivo de alcohol lleva asociada la aparición
de hábitos que perjudican la salud del paciente como alimentación inadecuada,
problemas para conciliar y mantener el sueño, cansancio generalizado, problemas
de comportamiento, apatía, baja autoestima, sentimientos de culpa, problemas de
impulsividad y agresividad, problemas para relacionarse con los demás.
Más a largo plazo estas circunstancias pueden desencadenar en la
aparición, en el caso de los varones, de algún otro tipo de disfunción sexual. Son
muchos los varones que viven en silencio sus dificultades sexuales e incluso no
consultan a un profesional, simplemente, por vergüenza. Los varones alcohólicos
con dificultades sexuales pueden llegar a considerar sus relaciones sexuales
como un fracaso debido a la ansiedad que les genera el sólo hecho de pensar que
no van a ser capaces de llegar al orgasmo (su único interés), lo que se
denomina temor al desempeño provocado por la ansiedad anticipatoria. Esto se
convierte en un círculo vicioso del que les es difícil salir y para
solucionarlo precisan de un tratamiento sexológico especializado.
La impulsividad que caracteriza al enfermo alcohólico
incide negativamente en su forma de amar y de vivir la sexualidad sintiendo la
necesidad de conseguir su satisfacción sexual ”aquí y ahora”, lo que le lleva,
por un lado, a “exigir” relaciones sexuales a su pareja y, por otro, sólo se
preocupa de su propia satisfacción sexual. Convirtiéndose, éstas afirmaciones,
en las quejas más frecuentes que nos encontramos por parte de las mujeres de
los varones alcohólicos que acuden a tratamiento, llegando a manifestar que se
han sentido “utilizadas” sexualmente por sus parejas.
Las disfunciones sexuales más frecuentes en los varones
alcohólicos son disfunción eréctil, eyaculación precoz, eyaculación retardada o
dificultad para llegar al orgasmo, disminución del deseo sexual.
En el caso de que sean fumadores y/o consuman otro tipo de
sustancias adictivas los problemas sexuales aumentan llegando, a ser ésta la
principal causa de la disfunción eréctil que muchos de ellos presentan y que, a
veces, es irreversible.
En el caso de las mujeres alcohólicas, la disfunción sexual más
frecuente es el deseo sexual inhibido al producirse una disminución de la
circulación sanguínea en la zona de la vagina, ocasionando un déficit de
lubricación vaginal que lleva a la
aparición de dolor durante la penetración convirtiendo la relación sexual en
poco placentera. Son muy pocas las que solicitan orientación profesional para
solucionar estos problemas.
En el plano afectivo, los pacientes alcohólicos no utilizan
la empatía, tienen dificultad para expresar sus sentimientos, sus emociones, se
sienten rechazados, el propio malestar físico les genera un sentimiento de
infravaloración que les dificulta o les impide llegar a tener una interacción
saludable con su pareja.
Como queda evidente, es necesario detectar los problemas sexuales que
presentan los pacientes adictos y la condición necesaria para que el
tratamiento sexológico sea eficaz es
que se mantengan en abstinencia.
Es necesario “enseñarles a amar” utilizando una educación
afectivo-sexual que se centre en los aspectos emocionales de las relaciones.
Es por ello, que en el proceso de rehabilitación se deben
tener en cuenta todas las dificultades que presenta el paciente y poner a su
disposición aquellas herramientas que le ayuden a mejorar su calidad de vida
sexual.
Ana María López Llorente | Psicóloga y sexóloga