4 fallos que los padres cometen cuando sus hijos desobedecen
Fecebook@WilliamTorresEntrenador
Educar a los
pequeños en normas de convivencia no es fácil, y muchas veces el adulto cae en
trampas.
Cualquier persona que haya cuidado niños o niñas sabe que,
en ciertos aspectos, pueden llegar a ser como una bomba de relojería. El
"mal" comportamiento y las rabietas son un elemento que puede
aparecer con una frecuencia pasmosa; en la mayoría de los casos, lo raro es que
los pequeños se ciñan a las normas que les ponemos, no lo contrario.
Sin embargo, si los niños y niñas tienen una tendencia casi
natural a no tener en cuenta las normas, los padres y madres no han
desarrollado una habilidad innata y basada en la intuición que les permita
lidiar con esto. Deben aprender de su experiencia para conseguirlo y prestar
mucha atención en qué estrategias usan para frenar el mal comportamiento de sus
hijos o hijas.
Lamentablemente, en este proceso de aprendizaje sobre la
marcha aparecen una serie de errores muy frecuentes que son totalmente
evitables. En la mayoría de los casos, detectarlos y eliminarlos cuesta tiempo
y esfuerzo, así que si quieres ahorrarte molestias siempre puedes leer lo que
viene a continuación: los errores más frecuentes que padres y madres cometen
ante la desobediencia de los hijos.
Trampas frecuentes a evitar cuando los pequeños desobedecen
Durante la infancia ideas tan abstractas como el civismo, la constancia o los planes a
largo plazo no significan nada. Sigmund Freud decía que esto
reflejaba la naturaleza del Ello, una de las tres estructuras psíquicas que
según él operaban en la trastienda de la mente de los seres humanos. Sin
embargo, al margen del psicoanálisis este fenómeno tiene un motivo explicado
científicamente: sus lóbulos frontales no están tan conectados con el resto del
cerebro como para hacer que sus decisiones vayan mucho más allá del aquí y
ahora.
De hecho, durante los primeros meses de vida los bebés
tienen serias dificultades a la hora de "desenganchar" su atención de
lo primero que ven, aunque intuyan que a su lado hay algo más importante que no
están mirando. A medida que las neuronas del cerebro infantil se van conectando
más entre sí formando la llamada materia blanca, la capacidad de orientar
las propias acciones hacia metas a largo plazo va mejorando, pero esto
es un proceso gradual que no culmina hasta bien entrada la adolescencia.
Así pues, aquello a lo que deben apuntar los padres y
madres es a adaptarse a la mentalidad de sus hijos e hijas y a crear
estrategias de convivencia que no resulten tóxicas para ambos bandos. Veamos
cuáles son los errores más frecuentes a la hora de gestionar la desobediencia
de los niños en casa.
Fecebook@WilliamTorresEntrenador
1. Las demostraciones de poder
Una de las trampas en las que caen los padres y madres es
tomarse la desobediencia como un desafío directo a su autoridad, algo que debe
gestionarse como si se tratase de un juego de intimidación militar.
Que un niño o niña
no cumpla las normas no significa que lo haga para desafiar. De
hecho, lo más probable es que sus actos sean consecuencia, simplemente, de que
no tiene en cuenta esas reglas, que las olvida. Esto es muy común, ya que
muchas veces normas de comportamiento que nos parecen de sentido común son,
ante sus ojos, carentes de sentido, algo que no se entiende y que, por
consiguiente, no llegan a memorizar.
Así pues, para evitar este error primero hay que asegurarse
de si estamos ante un caso de "desobediencia" o, más bien, de simple "no
obediencia". En caso de que que sea lo segundo, hay que esforzarse por
hacer que el hijo o la hija entienda qué lógica hay detrás de la norma.
2. Imitar la rabieta
Ver cómo un niño grita y nos ataca verbalmente por una
norma que no le gusta puede hacer que caigamos en la tentación de hacer
básicamente lo mismo: enfadarnos y contraatacar. Pero en estos casos esto no es más que luchar contra el fuego con más fuego, y
solo sirve para que dos personas pasen un rato estresante y desagradable.
Si esta rabieta deriva en un castigo, lo cual es muy
frecuente, hay que tener en cuenta que este castigo no será
interpretado como otra cosa que no sea una extensión de la rabieta del padre o
de la madre. Esto es: la razón de ser del castigo será la de una satisfacción personal
relacionada con lo que el adulto siente en el aquí y el ahora, nada más.
Es por eso que los hijos que reciben castigos
constantemente desarrollan resentimiento y frustración, algo que en ningún caso
les lleva a comportarse mejor, sino a comportarse peor de una mejor manera, sin
recibir los castigos.
3. Ceder
Ceder cuando los hijos se niegan a seguir ciertas reglas es
siempre contraproducente, ya que es un acto que habla por sí mismo y cuyo
mensaje es "desobedecer funciona". Es decir, se pasa a
creer que seguir las reglas es algo opcional y, por extensión, las reglas no
sirven para nada. Simplemente son un obstáculo molesto a esquivar, ya que estén
presentes o no se podrá hacer lo que se quiera.
Fecebook@WilliamTorresEntrenador
4. Hacer ver que no ha pasado nada
Este error se parece al anterior, pero con un matiz.
Mientras que si cedemos estamos dando a entender que la norma queda eliminada y
ya no cuenta, al ignorar la transgresión de la norma introducimos una buena
ración de ambigüedad en la situación. ¿El padre o madre no actúa porque no se
ha dado cuenta de que se ha desobedecido, o se ha dado cuenta y no ha
considerado que eso sea importante? La sensación de desatención y de que lo que
uno hace no le importa a nadie es muy negativa, aunque esta opción sea la más cómoda a corto plazo para el adulto:
simplemente, evita meterse en problemas
Así pues, la desobediencia siempre ha de tener una
consecuencia, aunque esta sea la reformulación de las normas para encontrar un
mejor punto de equilibrio entre ambos intereses. La negociación puede llegar a
ser muy positiva, ya que es una manera de demostrar la idea que las necesidades
e inquietudes de los hijos e hijas son tenidas en cuenta y respetadas.
por Arturo Torres