¿cómo afecta a
los hijos?
Cuando las
parejas toman la decisión de separarse o divorciarse, se enfrentan a un
proceso de duelo que en la mayoría de los casos genera dolor emocional y trae consigo
molestias físicas y emocionales.
Existen
divorcios que se realizan con mucha más calma, comprensión y facilidad que
otros; eso depende del tipo de relación que se mantuvo, los años de convivencia,
además de los recursos emocionales y sociales.
Fecebook@WilliamTorresEntrenador
¿Qué
ocurre con los hijos cuando un matrimonio se rompe?
No obstante, el
propósito de este artículo es enfocarnos en la figura de los hijos. En
muchas ocasiones, los padres, por su mismo dolor, evaden prestarle atención al
sufrimiento de sus hijos, y debemos recordar que ellos están indefensos y
vulnerables ante las decisiones de los adultos y, sobre todo, lo último que
desean es alejarse de sus progenitores.
Todos los
niños sufren con el divorcio de sus padres, unos en mayor medida que otros. Esto depende de la edad, personalidad, relación con los padres,
dinámica de pareja y circunstancias del divorcio. Las reacciones típicas suelen
ser: tristeza, enfado, preocupación, ansiedad, en ocasiones pueden manifestarlo verbalmente, en
otras ocasiones lo expresan a través de cambios en su comportamiento.
Fecebook@WilliamTorresEntrenador
Afrontando
una separación con éxito
El presente
artículo pretende ayudar a padres de niños entre cinco y diez años que
tienen una sana relación con sus progenitores, pero deben enfrentar el divorcio
de sus padres. De tal manera que logren crecer y desarrollarse como adultos
receptivos, estables y flexibles, sin que el divorcio haya supuesta un
obstáculo insalvable en la construcción de su personalidad y de sus habilidades sociales y
emocionales..
Los niños,
entre los cinco y diez años de edad, suelen comprender más fácilmente
el concepto de “divorcio”. Asumen que no podrán ver tan a menudo a su papá
o mamá, que cambiaran de casa, en ocasiones de escuela, vecindario, y que
cierto tipo de actividades serán diferentes en lo sucesivo. No obstante, el
dolor que experimenta un niño por la ausencia de su progenitor cuando la
relación ha sido estable y sana siempre está presente; por más que procuremos
explicarle con muchas razones, extrañan y desean tener la convivencia de un
hogar unido.
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1.
Evitar hacer sentir culpables de la separación a los hijos
Es
importante mencionar que muchos niños se sienten culpables por la
separación de sus padres, por más que se les explique que ellos no tienen
responsabilidad en la decisión. Suelen culparse por mucho tiempo e inclusive
cambian su comportamiento creyendo que así pueden evitar la separación o lograr
que sus padres vuelvan a estar juntos.
El punto más
importante y del cual se derivan los posteriores es comprender, aceptar y
actuar sabiendo que la separación se centra en la relación de los padres; ellos
son quienes han decidido no continuar sus vidas juntos. Pero los hijos en
ningún momento, partiendo de una relación sana, tienen por qué alejarse de sus
progenitores. Para ellos, ambos padres siguen siendo figuras esenciales en su
vida y, por ende, los cambios no deben afectar la percepción que el niño tenga
de su progenitor después del divorcio.
2.
Evitar hablar mal del otro progenitor
Lamentablemente,
a los padres les resulta muy difícil realizar esa diferenciación y, consciente
o inconscientemente, por el mismo dolor o estrés de la separación, lastiman la
percepción que el niño tiene de su progenitor. En casos extremos, esto puede
conducir al Síndrome de Alienación Parental (SAP).
Algunos
relatos que mencionan los niños en consulta suelen ser hacer referencia a los
discursos de sus padres, los cuales fácilmente demuestran el dolor hacia el
cónyuge por la separación. No obstante, esto no debe afectar al niño. El hijo
es vulnerable y puede absorber los sentimientos negativos del “papá o la mamá
decepcionado”. Por eso los adultos deben enfocar muy bien su dolor y no
colocar a los hijos en medio del “fuego cruzado” en que a veces se
convierten las separaciones.
A
continuación, seguimos con otros consejos que pueden ayudar a los adultos a
manejar el divorcio desde una perspectiva más asertiva y procurando que la
experiencia sea lo más llevadera posible para los menores implicados.
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3.
Amor y confianza al trasladar la noticia del divorcio
Los padres
deben focalizar sus esfuerzos en brindarle su amor y confianza, propiciando un ambiente de tranquilidad y respeto. Deben permitir una
comunicación fluida y dejar que el niño exprese sus pensamientos y
sentimientos, incluyendo aquello que no sea de su agrado.
Es
importante brindar nuestro apoyo incondicional y, sobre todo, ser sinceros.
Debemos responder todas las preguntas que el niño manifieste con respecto a los
nuevos cambios, pero no es preciso entrar en detalles respecto a los
conflictos maritales.
Como padres,
debemos mostrarnos seguros con la decisión, buscando redes de apoyo:
familiares, amigos, compañeros de trabajo que sean de confianza y cercanos para
afrontar la situación. Nunca los hijos pueden ser el “paño de lágrimas”
de los padres.
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4.
Cómo comunicar la separación
Es vital que
estén ambos progenitores presentes estar ambos padres en el momento de dar la
noticia a los hijos. El rol como progenitores se mantiene y este es un momento
muy angustiante para el niño, por tanto, la presencia de ambos le
ofrecerá más seguridad.
Debemos
explicar de forma concreta, simple y sincera la decisión que hemos tomado. Hay
que trasmitir un mensaje claro y adecuado para la edad del menor. De acuerdo a
la forma de ser de su hijo, debemos reflexionar acerca de cuál es la idea
fundamental que hay que dejar clara.
Mantengámonos
siempre atentos al lenguaje corporal, tanto el nuestro como el del pequeño, puesto que en ese momento los hijos están escuchando con detenimiento
lo que le transmitimos y no solamente con las palabras. Por tanto, asegurémonos
de utilizar miradas, gestos y abrazos que jueguen a favor de la conversación.
5.
Atender e informar sobre todos los asuntos que sea necesario
Debemos
facilitar la información necesaria para que el niño comprenda los cambios que
en adelante se producirán. Es muy frecuente que los padres se encuentren sumamente estresados, pues deben
resolver una serie de situaciones económicas, familiares y legales derivadas
del mismo divorcio, y suelen restarle importancia a aspectos que para
los niños son vitales.
Estos
asuntos importantes para los niños pueden ser los siguientes: si dejará de ver
a sus amigos, si cambiará de colegio, si podrá jugar con los vecinos, si podrá
quedarse con su mascota, en fin, las preocupaciones del niño también deben ser
atendidas, pues en su mayoría dependen de las decisiones de sus padres. Por
tanto, antes de compartir la decisión se debe procurar tener respuesta
a este tipo de necesidades propias de los pequeños.
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6.
Espacio, tiempo y ternura para que el niño asimile la noticia
Ofrezcamos espacio
para que el niño procese la información. Los niños
procesan la información de diversas formas, dependiendo de diferentes
variables. Lo más importante es recordar que requieren tiempo para asimilarlas
(el tiempo estimado puede ser de dos a seis meses en el caso del divorcio de
los padres).
No es buena
idea que el niño entienda la típica frase: “esta es la mejor decisión”,
pues en ese momento el pequeño siente que sus padres pensaron solo en
ellos mismos como adultos, pues él no quiere quedarse sin su papá o
mamá, por eso es necesario que le comuniquemos que tiene todo el derecho a
estar molesto, decepcionado, triste o preocupado. Podemos incluso indicarle que
lamentamos hacerlo pasar por esto, y que le brindamos todo nuestro apoyo en
este momento.
Como todo
proceso de duelo, el niño necesita depositar la culpa en alguien, ya sea en él
mismo o bien en los padres. Es parte del proceso de asimilación. Por eso es
importante escucharlo cuando quiera conversar del tema, como forma de
desahogarse, y prestarle atención a sus cambios de ánimo y comportamientos:
alimentación, sueño, temas de conversación, fatiga, socialización, afectividad,
gustos, entre otros.
En
ocasiones, los niños, consciente o inconscientemente, buscan tratar de
complacer a sus padres o propiciar espacios que eviten la separación.
Debemos estar atentos a este tipo de comportamientos y en caso dado, señalarle
que no es una buena idea. Asimismo, debemos estar pendiente de que no quiera
colocarse en la “posición del fuerte”, pues en ocasiones creen que alguno de
sus padres necesita de él y es su deber ayudarles, como se mencionó al
principio, ningún hijo debe asumir ese rol.
7.
Después de la separación: comunicación, espacio y afecto
Procuremos
mantener la misma rutina y reacomodar aquellos espacios que evocan la ausencia
de la persona, como el espacio en la mesa, el sillón en la sala
de televisión u objetos personales, de tal manera que sean empleados de otra
manera.
Debemos
incorporar nuevas actividades que sean del agrado para todos: paseos, visitar
familiares, invitar compañeros a casa; que beneficien tanto al niño como a
nosotros como padres. Hay que hacerle saber al niño que nos alegra saber que se
siente feliz, pues muchas veces los niños pequeños sienten culpa de sentirse
felices.
Hay que
fomentar espacios para sentir cerca a su papá o mamá. Ofrezcámosle
siempre su apoyo y hagámosle saber nuestro deseo de permitirle disfrutar de su
mamá o papá aunque ahora lo vea menos. Permítamosle que le llame por
teléfono, que le escriba mensajes, que le haga un dibujo, que le visite al
trabajo, etc. Asimismo, accedamos a que la otra persona participe de las
actividades escolares del niño. Hay que priorizar el bienestar del hijo por
encima de las posibles rencillas entre progenitores.
Fecebook@WilliamTorresEntrenador
8.
Afrontar la ausencia de uno de los padres
Las razones
por las cuales los adultos se divorcian y los sentimientos que eso conlleva, en
la mayoría de ocasiones no son suficientemente válidos como para que los niños
puedan comprender la ausencia de alguno de los progenitores. Es decir, para
ellos esa persona es sumamente importante y querida en sus vidas, por encima de
los errores que en su rol de pareja cometiera.
En
consecuencia, debemos tratar de mantener lo más distanciado posible del niño
los pormenores y detalles de la separación, así como los sentimientos negativos
que uno de los cónyuges, o ambos, mantienen contra el otro: enojo, ira,
decepción, resentimientos, etc. Por supuesto, hay que evitar hacer partícipes a
los hijos de conductas como los insultos, la recriminación, venganza, reproches
y la victimización.
9.
Buscar nuestra apoyo psicológico y no responsabilizar de él al niño
Los procesos
de separación y divorcio pueden precisar apoyo por parte de familiares, amigos
e incluso profesionales, pero recuerde que su hijo no
debe asumir esa labor. Como adultos, debemos buscar nuestras propias ayudas si
lo consideramos necesario, indiscutiblemente es un momento que puede ser
doloroso, y por esta razón debemos velar por la calidad de vida del niño,
acomodándolo y ayudándolo a afrontar la nueva realidad.