jueves, diciembre 27, 2018

Como afrontar tus nuevos propósitos para el Año Nuevo




Como afrontar tus nuevos propósitos para el Año Nuevo


La entrada de un nuevo año todos nos hacemos nuevos propósitos, como hacer dieta, dejar de fumar, aprender idiomas.. hasta un sinfín de propósitos. El cambio de año es una buena fecha para poner en marcha nuevas metas que nos gustaría alcanzar.

Alguno de los consejos que os proponemos para que puedas alcanzar tus nuevos propósitos son los siguientes;

–          Primero reflexiona sobre aquello que te quieres proponer. Es muy importante tener claro lo que queremos. Debemos de proponernos objetivos posibles y reales, ya que una vez cumplidos podremos pasar a otros más ambiciosos. Recuerda esta frase, “empieza por hacer lo necesario, para luego hacer lo posible y terminarás haciendo lo imposible”.

          Es importante que detallamos cómo vamos a conseguir los objetivos que nos hemos planteado. Además, es recomendable que nos planteemos objetivos específicos y no generales.

          Siempre que nos propongamos un objetivo debemos de buscar una motivación. Ejemplo, si apruebo mis exámenes y terminó la carrera podré optar al trabajo que deseo.

          No es aconsejable plantearse muchos objetivos, hay que ir poco a poco.

          Es muy importante que solicitamos ayudas a aquellas personas que nos rodean, bien sea nuestra pareja, familiares o amigos.

          Y muy importante es imaginar el momento final de cumplir con tus objetivos, visionar nuestros propósitos nos ayudará a conseguirlos.



curiosidadescuriosas.com

Feliz Año 2019

martes, noviembre 13, 2018

Características principales de las personas con baja autoestima


Características principales de las personas con baja autoestima



La baja autoestima puede facilitar la aparición de muchos trastornos y problemas psicológicos, por esa misma razón, aquí vamos a descubrirte un listado con las características de personas con autoestima baja. Son las más habituales que se suelen presentar:
  1. Son indecisos, tienen dificultades para tomar decisiones, tienen miedo exagerado a equivocarse. Sólo toman una decisión cuando están completamente seguros de obtener resultados al 100%.
  2. Piensan que no pueden, que no saben nada, que no lo van a conseguir.
  3. No se valoran, ni sus talentos ni sus posibilidades. Ven sus talentos pequeños, en cambio los de los otros los ven grandes e incluso exagerados.
  4. Tienen miedo a lo nuevo y evitan los riesgos.
  5. Son muy ansiosos y nerviosos, lo que les lleva a evitar situaciones que les dan angustia y temor.
  6. Son muy pasivos, evitan tomar la iniciativa.
  7. Son personas aisladas, tímidas y casi no tienen amigos o muy pocos.
  8. No les gusta compartir con otras personas sus sentimientos.
  9. Evitan participar en las actividades que se realizan en su centro de estudio o de trabajo.
  10. Temen hablar con otras personas de cualquier tema, se sienten continuamente evaluados.
  11. Dependen mucho de otras personas para hacer sus tareas o realizar cualquier actividad.
  12. Se dan por vencidas antes de realizar o iniciar cualquier actividad.
  13. No están satisfechas consigo mismas, piensan que no hacen nada bien.
  14. No conocen sus emociones, por lo que no pueden expresarlas.
  15. Debido a que no tienen valor, les cuesta aceptar que las critiquen.
  16. Les cuesta reconocer cuando se equivocan.
  17. Manejan muchos sentimientos de culpa cuando algo sale mal.
  18. Ante resultados negativos buscan la culpabilidad en otros.
  19. Creen que son los feos, los ignorantes y que todos los demás lo hacen mejor que ellos.
  20. Se alegran ante los errores de otros porque así ellos se sienten mejor.
  21. No se preocupan por su estado de salud.
  22. Son pesimistas, creen que todo les saldrá mal.
  23. Buscan líderes para hacer las cosas.
  24. Creen que son personas poco interesantes.
  25. Creen que causan mala impresión en los demás.
  26. Sienten que no controlan su vida.
  27. No les gusta esforzarse porque no creen en su capacidad.
  28. Les cuesta obtener sus metas.

Por Ana M. Bastida de Miguel


jueves, noviembre 08, 2018

Los 4 tipos de autoestima

Los 4 tipos de autoestima: ¿te valoras a ti mismo?

Características básicas de las diferentes formas de autoestima.


Existen diferentes tipos de autoestima según si es alta o baja y estable o inestable. La autoestima es uno de los factores más relevantes para el bienestar personal y una clave para relacionarnos con el entorno que nos rodea de una manera positiva. 
Ya que los diferentes tipos de autoestima tienen sus peculiaridades, en el artículo de hoy vamos a repasar sus características.

Autoestima y su relación con el bienestar

Pese a que el concepto de autoestima ha sido uno de los más confusos, cuestionados y analizados a lo largo de la historia de la psicología, la mayoría de expertos indican que se trata de un elemento que se halla de manera innata en cada individuo y que está expuesta a múltiples modificaciones a lo largo de nuestra vida.
La autoestima evoluciona y se desarrolla debido a la relación con el mundo, y cambia constantemente ya que está ligada al cambio de la sociedad. Diferentes contextos sociales y culturales corresponderán con distintas percepciones sobre lo que consideramos que es una autoestima sana.

Los 4 tipos de autoestima

Como hemos comentado, la autoestima necesita ser alimentada, en grados diversos, desde el exterior. Aunque las bases se construyen durante la infancia, la autoestima no es inalterable en otras etapas de la vida.
Es importante destacar que no es lo mismo autoestima que la autoconfianza. La autoconfianza (también llamada autoeficacia) está relacionada con los objetivos y metas específicas que nos proponemos, mientras que la autoestima se refiere a la valoración global que hacemos de nosotros mismos.
Ya que la autoeficacia se refiere a la confianza en la capacidad de uno mismo por una meta tarea específica, alguien puede pensar que es muy bueno practicando el tenis, sin embargo puede tener una autoestima baja: igual le gustaría ser más alto o tener mejor físico, por el contrario, confía en su habilidad para batir a sus rivales en un campo de tenis. La autoeficacia podría afectar de manera positiva a la autoestima del individuo si considera que es una prioridad en su vida.

Factores que explican una buena (o mala) autoestima

Parece ser que existen 4 factores relevantes que afectan a la autoestima, son los siguientes:
·         La historia de triunfos y la posición alcanzada a través del reconocimiento que los triunfos brindan.
·         Las áreas asociadas a los distintos triunfos, siempre y cuando sean significativos para la persona.
·         El respeto, aceptación e interés que el individuo recibe de las personas que considera importantes en su vida.
·         El control y la defensa ante consecuencias e implicaciones negativas. Es decir, la atribución interna o externa que hace la persona de los eventos negativos.
En su libro Autoestima e identidad. Narcisismo y Valores sociales, Luis Hornstein propone 4 tipos de autoestima. Según el autor, los tipos de autoestima varían debido a que la valoración de uno mismo puede ser más o menos alta y más o menos estable.

1. Autoestima alta y estable

Las circunstancias externas y los acontecimientos de vida tienen poca influencia sobre la autoestima. Las personas con este tipo de autoestima se desenvuelven de manera abierta ya que no necesitan defender su imagen, se defiende sola. Además, la persona es capaz de defender su punto de vista sin desestabilizarse.

2. Autoestima alta e inestable 

 Las personas con este tipo de autoestima, tienen una elevada autoestima pero son incapaces de mantenerla constante. Los contextos competitivos pueden tener un efecto desestabilizador. Responden con actitud crítica ante el fracaso, ya que estos son percibidos como amenazas. El individuo mostrará convicción al defender su punto de vista, pero no aceptará otros puntos de vista y tenderá a monopolizar la palabra en una discusión. 

La inestabilidad de la autoestima conduce a situar la autoestima como preocupación central y exige preservarla a cualquier precio y apelar a una actitud agresiva (para promoverla) o bien pasiva (para protegerla).

3. Autoestima baja y estable

En los casos en los que hay una autoestima baja y estable, los eventos externos (sean favorables o no) no alteran la autoestima del sujeto, que no se esfuerza por promover su imagen personal y se infravalora. 
Los individuos con este tipo de autoestima son indecisos y tienen un gran temor a equivocarse. Estas personas no defienden sus puntos de vista ya que la valoración de sí mismos es siempre negativa, creen que no están a la altura.
Este tipo de autoestima es muy frecuente en personas con tendencias depresivas, que a causa de su mentalidad pesimista no suelen percibir sus logros personales como tal, asumiendo que son fruto de la suerte o la casualidad.

4. Autoestima baja e inestable

Las personas con este tipo de autoestima suelen ser sensibles e influenciables por eventos externos. En cuanto se enfrentan a un evento exitoso, su autoestima sube, pero en cuanto termina la euforia del momento, su nivel de autoestima vuelve a bajar. 
Es decir, que este tipo de autoestima está definido por su falta de solidez y la inestabilidad que presenta, la cual hace que se altamente sensible a todo tipo de eventos, por irrelevantes que puedan parecer desde un punto de vista racional.
Ciertas clases de personas narcisistas, por ejemplo, se caracterizan entre otras cosas por tener una autoestima baja y muy dependiente de la opinión que perciben de los demás.

Bonus: Autoestima inflada

Otros autores también hablan de un tipo de autoestima perjudicial para el bienestar, la autoestima inflada. Pero, ¿qué es la autoestima inflada?
La persona con la autoestima inflada es incapaz de escuchar a los demás, mucho menos de aceptar o reconocer un error. La percepción de sí mismos está tan inflada que se creen mejor que el resto. Cuando las cosas se complican, no reconocer los errores y enseguida culpan a los demás. Este tipo de actitud genera conductas negativas ya que no son capaces de hacer autocrítica y corregir los errores. En general, estos individuos menosprecian a los demás y adoptan un comportamiento hostil hacia ellos.

por Jonathan García-Allen




martes, noviembre 06, 2018

¿Autoestima baja?

Jornadas de Crecimiento Familiar y Personal
¿Quién soy, en qué debo cambiar y cómo hacerlo?
Fecha: 24 de Nov Hora: 4pm a 6pm
Lugar: Carrera 13#48-26 Auditorio Centro Empresarial Elite 

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¿Autoestima baja? Cuando te conviertes en tu peor enemigo


Nuestro equilibrio emocional depende, en gran medida, de nuestra autoestima.
La autoestima es una de las variables psicológicas más importantes para la salud emocional, el bienestar y es clave en nuestra relación positiva con el entorno. Pero, por desgracia, no todo el mundo posee una autoestima alta. 
Los estudios aseguran que este aspecto tan importante de la personalidad no es algo estático, sino que puede variar a lo largo de la vida de una persona, y según afirma la psicóloga Silvia Congost, autora de del libro “Autoestima Automática”, su desarrollo depende aproximadamente en un 30% de factores genéticos, y el resto, es decir un 70%, depende del entorno y de las experiencias que nos ha tocado vivir.
La relación entre autoestima baja y equilibrio emocional
La autoestima baja es un problema real al que se enfrentan muchas personas, porque puede afectar negativamente a las distintas áreas de su vida. De manera resumida, la autoestima baja causa sufrimiento e impide lograr muchas de nuestras metas o deseos. Las pautas negativas de pensamiento asociadas a la baja autoestima (por ejemplo, pensar que todo lo que haces te va a ir mal) pueden provocar problemas graves de salud mental, como depresión o ansiedad.
La autoestima baja es paralizante, y hace que sea difícil probar cosas nuevas o llevar a cabo las distintas tareas del día a día, así como iniciar un nuevo hobby o buscar empleo. Esto impide vivir la vida que uno quiere, y lleva a la frustración y al malestar al cabo del tiempo.
Quien se encuentra en esta situación y quiere salir de esta espiral negativa, solamente si realiza un duro trabajo de autorreflexión y reconoce su nivel de autoestima podrá mejorarla y, por tanto, incrementar su bienestar. En algunos casos, la persona no puede lograrlo por sí sola, así que será necesario acudir a un psicólogo especialista. Aún y así, es la persona que quiere cambiar quien ha de esforzarse para lograrlo, puesto que el psicólogo sólo facilita las herramientas para el cambio.
¿Qué causa baja autoestima?
Los pensamientos que tienes sobre ti mismo parecen realidades absolutas, pero no dejan de ser solamente opiniones. Se basan en las experiencias que has tenido en la vida, y los mensajes que estas experiencias han aportado para que formes una imagen de quién eres. Si has tenido malas experiencias, es probable que la valoración sobre ti misma sea negativa. Las experiencias cruciales que ayudan a forjar estas creencias negativas o positivas sobre nosotros mismos es muy posible (aunque no siempre) que ocurran en edades tempranas.
Lo que has visto, sentido y lo que has experimentado durante la infancia y la adolescencia, en tu familia, la escuela o la comunidad en general tienen un efecto determinante a la hora de valorarte a ti mismo en el futuro.
Ejemplos de estas experiencias se presentan a continuación:
·         Castigo sistemático o abuso
·         No cumplir con las expectativas de los padres
·         No cumplir con las expectativas del grupo de las amistades y los compañeros
·         Ser el “chivo expiatorio” de otras personas en momentos de tensión o angustia
·         Pertenecer a familias o grupos sociales caracterizados por la falta de afecto y el desinterés
·         Ser tratado como la oveja negra de la familia o la escuela
Problemas psicológicos asociados a la baja autoestima
Además de las causas anteriores, en ocasiones, las valoraciones negativas sobre uno mismo vienen provocadas por experiencias negativas que han sucedido más tarde en la vida. Por ejemplo. rupturas de pareja dolorosas o relaciones abusivas, estrés persistente, bullyingmobbing, etc. Por tanto, la relación entre problemas psicológicos y autoestima es una realidad.
Muchos de los problemas psicológicos o emocionales están asociados a la baja autoestima, y es por esto que uno de los motivos más frecuentes de consulta psicológica. Y puesto que la autoestima puede causar otros tipos de problemas (depresión, trastornos de la alimentación, adicciones, ansiedad, etc.), es necesario tomar medidas al respecto
Buscando ayuda para mejorar la autoestima
Si detectas que tienes un problema de autoestima serio y lo anterior no ha funcionado, es necesario que lo soluciones lo antes posible porque no tienes que seguir sufriendo más tiempo. Así que, en vez de esconderte y mirar para otro lado, puedes:
·         Hablar con tus familiares o amigos íntimos
·         Hablar con tu médico de cabecera para que aconseje qué debes hacer
·         Acudir a terapia con un psicólogo especializado

por Jonathan García-Allen





miércoles, octubre 31, 2018

Disfunciones sexuales


Disfunciones sexuales: qué son, qué tipos hay 
y cómo se tratan
Un resumen de las principales características de esta clase de problemas en la vida y en la pareja.
Las disfunciones sexuales son todas aquellas situaciones en las que la satisfacción sexual o la respuesta sexual se ven afectadas y ello impide participar en una relación sexual deseada. Afectan tanto a hombres como a mujeres y no tienen por qué ir asociadas a la edad o a la orientación sexual.
Nuestra sexualidad es valorada, aunque sea de forma privada e íntima, como uno de los aspectos más importantes de nuestra vida. Sin embargo, de todas y todos es sabido que a lo largo de la historia, la sexualidad humana ha sido nido de tabúes, prejuicios y censura.
La represión de la sexualidad, nada buena, el freno del deseo y la ignorancia generalizada sobre el tema provoca no solo que no podamos conocer, expresar y disfrutar al máximo nuestra sexualidad, sino que en no pocas ocasiones provocan la aparición de dificultades más graves que nos impiden ese goce y que perjudican nuestras relaciones, tanto de pareja, como a nivel social, ya que dañan la autoestima y la satisfacción general con la vida.
Prevalencia

Aunque las estadísticas son confusas, debido al desacuerdo que suele haber en la clasificación de las disfunciones sexuales, indican una prevalencia bastante alta. Masters y Johnson, pioneros en la investigación de la sexualidad humana en la década de los 60, indicaron que el 50% de parejas heterosexuales presentaba alguna disfunción sexual.
Actualmente, según el Instituto Andaluz de Sexología y Psicología (2002) la disfunción sexual por la que más se consulta es la disfunción eréctil, que abarca el 48% de las consultas. La eyaculación precoz le sigue con un 28,8% y después, el deseo sexual hipoactivo (8%), la anorgasmia femenina (7,4%), el vaginismo (1,6%) y trastornos del orgasmo masculino (0,4%).
¿Cómo puedo saber si padezco alguna disfunción sexual?
En el momento en que sientas malestar o insatisfacción en lo relacionado con tu conducta sexual. Para mí, la disfunción comienza cuando es la propia persona la que no está a gusto en sus relaciones, no cuando el cuerpo no responde como la sociedad dicta que debería responder (Ej.: “Un hombre de verdad aguanta más de X tiempo”, si tú estás satisfecho con tu tiempo de eyaculación y tu pareja también, no hay disfunción sexual que valga). Es decir, es una percepción subjetiva.
Cómo interfiere en la calidad de vida

Nuestro cuerpo es un medio para el placer. Si este no funciona como nos gustaría ese placer se va a ver invadido, ¿no proporciona el placer calidad de vida en todos los sentidos? Si nuestras relaciones sexuales no nos proporcionan satisfacción vamos a dejar de mantenerlas, cuando numerosos estudios dicen que una de las variables que está asociada a la satisfacción sexual es la frecuencia con la que se tienen, tanto para hombres como para mujeres.
Además, como es evidente, no solo se van deteriorando la relación de pareja en la cama, sino también la confianza en una/o misma/o, la autoestima se ve deteriorada y en caso de tener pareja estable, la comunicación con esta y la satisfacción en general con la relación también va en detrimento.
Como es habitual, pero no por ello la mejor elección, los problemas sexuales se suelen vivir en silencio. Esto solo genera serios conflictos internos (y con la pareja), mermando consecuentemente la calidad de vida.
Por qué es importante el tratamiento

Las disfunciones sexuales suelen convertirse en un círculo vicioso. Se empieza teniendo un episodio en el que nuestro cuerpo no ha reaccionado como nosotros queríamos (se ha perdido o no se ha conseguido una erección, de repente no apetece tener relaciones sexuales, no consigo llegar al clímax o eyaculo antes de lo que me gustaría).
A la siguiente relación sexual ya se va con cierta ansiedad anticipatoria en el cuerpo por miedo a que vuelva a pasar; esa ansiedad es la que hace que el cuerpo no vuelva a funcionar. Así, hasta que se deja de intentar (“total, no voy a disfrutar” o “total, ¿para qué lo voy a intentar si no voy a conseguir?” o “soy un inútil” o “quiero satisfacerle/a y no puedo”). En fin, entras en un bucle del que es muy difícil salir y para el que se necesita, en la gran mayoría de los casos, de ayuda terapéutica.
Hablar de los problemas relacionados con la sexualidad produce emociones muy complejas como la culpa, la vergüenza o el fracaso. Por eso, a muchas personas y parejas les cuesta muchísimo dar el paso para acudir a terapia.
Sabemos que cuesta mucho, en primer lugar, aceptar que tienes un problema que por lo general da vergüenza admitir ante uno mismo y ante los demás, y en segundo lugar, atreverse a pedir ayuda. Muchas parejas pasan una media de 3 años sin hablar de solucionar el problema y pasan 5 hasta que acuden a terapia.
La razón primordial por la que es importante tratarlas es porque los problemas en la cama producen dolor emocional (y físico en algunas disfunciones) que puede afectar a la autoestima y a tu calidad de vida en general. Es importante que no dejes que las emociones de las que hablábamos antes te invadan y no te dejen ponerle fin a ese círculo vicioso, ya que son precisamente ellas las que lo alimentan.
Referencias bibliográficas:
·         Toquero de la Torre, F., Zarco Rodríguez, J., Cabello-Santamaría, F., Alcoba Valls, S., García-Giralda Ruiz, L. and San Martín Blanco, C. (2004). Guía de buena práctica clínica en disfunciones sexuales. Madrid: Organización Médica Colegial.

·         por UPAD Psicología y Coaching


lunes, octubre 29, 2018

Cómo discutir con tu pareja de manera constructiva


Cómo discutir con tu pareja de manera constructiva: 8 consejos


Varias ideas para encarar las discusiones sin dejar que los sentimientos negativos la obstaculicen.

Las discusiones de pareja son algo prácticamente inevitable. Tarde o temprano, en una relación amorosa aparecen momentos en los que hay conflictos de intereses o de expectativas, o bien surgen malentendidos.
Así pues, el problema no es si discutir o no hacerlo, sino cómo hacerlo. En este artículo veremos algunas ideas claves acerca de cómo discutir con tu pareja del modo más constructivo posible.
Cómo discutir con tu pareja gestionando bien la comunicación
Está claro que las discusiones son frecuentes, y prácticamente todo el mundo ha pasado por ellas. Sin embargo, también es cierto que tendemos a asociar la palabra “discusión” con momentos de gran enfado en los que dos o más personas se gritan y expresan su frustración, a pesar de que esto no es así.
En realidad, discutir solo significa tratar un problema y las razones a favor o en contra de dos maneras de abordarlo, independientemente de si hay sentimientos de enfado o no.
Por supuesto, cuanto más personal e íntima sea una relación personal, más delicadas son las discusiones, por lo que conviene saber gestionarla. Y el ámbito de la pareja es uno de los ejemplos de esto.
Así pues, veamos varios consejos sobre cómo discutir con tu pareja de manera constructiva y orientada a la resolución de conflictos mediante el diálogo.

1. Detectad el problema fundamental a tratar
Este es el primer paso necesario para discutir de manera constructiva. Es algo que debe ser hecho entre los dos miembros de la pareja, y que ayuda a encarrilar la discusión y a dar herramientas para no dejar que se cambie de tema.
2. Afronta la discusión como un asunto comunicativo
Hay quienes se sienten tentados de convertir las discusiones en una batalla en la que deben quedar vencedores y vencidos. Esta lógica frentista es totalmente contraria a la naturaleza de las discusiones constructivas, que son abordadas como un fenómeno comunicativo.

3. Distingue los sentimientos de los hechos
Es fundamental que en una relación amorosa se distinga entre lo que se siente y lo que se hace, puesto que solo lo segundo puede ser conocido por el otro a partir de hechos objetivos.
Así, si en una discusión aparecen quejas sobre lo mal que uno se siente en ciertas circunstancias relacionadas con la vida amorosa en común, hay que entender que eso en sí mismo no es algo que la otra persona ha hecho. Lo que sí se puede tratar atribuyendo responsabilidades es aquello que ha sido hecho por la otra persona y que ha podido facilitar el surgimiento de esas emociones.
4. Hay que saber utilizar las pausas
En los momentos en los que parezca que alguna de las personas involucradas en la discusión de pareja empieza a sentirse visiblemente frustrada y enfadada, hay que dejar una breve pausa que sirva para bajar el tono y relajarse. Esto puede ser comunicado de manera explícita, dado que es un motivo perfectamente válido para postergar unos minutos o segundos el intercambio de argumentos.
5. No saques a discusión viejos conflictos
Otro de los asuntos relacionados con la renuncia a las discusiones como contextos en los que “vencer” al otro es la renuncia a usar estos momentos para desahogarse y querer acusar al otro por cualquier tema que no venga al caso, utilizando cualquier excusa.
Cualquier intento de cambiar de tema para sacar a relucir viejas rencillas personales debe ser visto como una bandera roja, motivo en sí mismo para no dar explicaciones sobre ese tema y redirigir la discusión hacia el tema tratado.
6. No interrumpáis

Algo tan sencillo como esencial. Si no se respeta este principio, de manera natural el tono de la voz va a ir elevándose, haciendo que también cambie el tipo de implicación personal que se imprime sobre la discusión y entrando en la lógica competitiva por ser quien tiene la última palabra.
7. Reformulad lo que el otro dice
En momentos clave en los que ambos habéis expuesto vuestras ideas fundamentales, es bueno intentar explicar con las palabras de uno mismo lo que el otro ha dicho. Esto sirve tanto para mostrar respeto hacia las ideas del otro como para ayudar a comprender mejor a la otra persona, al darle la oportunidad de corregirnos.
8. Practicad la asertividad
Los excesos relacionados con la ira y el enfado no es el único problema a prevenir en una discusión de pareja. Además, existe el riesgo de que una de las partes involucradas no diga todo lo que piensa al respecto del tema tratado, ya sea por inseguridad o por la adopción de una actitud pasivo-agresiva.
Referencias bibliográficas:
·         Harvey, J. H., Ormarzu, J. (1997). "Minding the close relationship". Personality and Social Psychology Review. 1: pp. 223 - 239.
·         Tennov, Dorothy (1979). Love and Limerence: the Experience of Being in Love. Nueva York: Stein and Day.
·         Townsend, J. (1998). "What Women Want, What Men Want" Oxford University Press, United Kingdom.
·         por Arturo Torres


martes, octubre 23, 2018

“Uno de nuestros hallazgos reciente más importantes



“Uno de nuestros hallazgos reciente más importantes es que la seguridad es un prerrequisito esencial para sanar el cerebro y generar una recuperación exitosa.
Solamente cuando el cerebro se siente seguro, puede reconstruirse óptimamente a sí mismo. Necesita saber que está siendo comprendido y empatizado.
Los adictos y los coadictos tienen característicamente un problema para sentirse seguros. Muchos fueron abusados sexual, física, o emocionalmente, otros vivieron durante años en entornos de temor, trauma o tensión continua. Tales entornos hacen que el cerebro produzca neuroquímicos potentes conocidos como cortisol y endorfinas. Cuando estos se generan repetitivamente a través del tiempo, el cerebro puede volverse adicto a ellos. Es por esto que adictos y codependientes son frecuentemente atraídos por el drama, la intensidad, la tensión y el miedo: estos hacen que el cerebro genere cortisol y endorfinas. El adicto sexual que visita una prostituta, el esposo codependiente intentando controlar la manera de beber de su esposa… Estas situaciones crean cortisol y endorfinas en el cerebro. Estos químicos se convierten así en dos de los principales impulsores de la adicción”.

Dr. Patrick Carnes, PHD