Ya que los diferentes tipos de
autoestima tienen sus peculiaridades, en el artículo de hoy vamos a repasar sus
características.
Autoestima y su relación con el
bienestar
Pese a que el concepto de autoestima ha
sido uno de los más confusos, cuestionados y analizados a lo largo de la
historia de la psicología, la mayoría de expertos indican que se trata de un
elemento que se halla de manera innata en cada individuo y que está expuesta a
múltiples modificaciones a lo largo de nuestra vida.
La autoestima evoluciona y se desarrolla debido a la relación con el mundo, y
cambia constantemente ya que está ligada al cambio de la sociedad. Diferentes
contextos sociales y culturales corresponderán con distintas percepciones sobre
lo que consideramos que es una autoestima sana.
Los 4 tipos de autoestima
Como hemos comentado, la autoestima necesita ser alimentada, en
grados diversos, desde el exterior. Aunque las bases se construyen durante la
infancia, la autoestima no es inalterable en otras etapas de la vida.
Es importante destacar que no es lo
mismo autoestima que la autoconfianza.
La autoconfianza (también llamada autoeficacia) está relacionada con los objetivos y
metas específicas que nos proponemos, mientras que la autoestima se refiere a la valoración global que
hacemos de nosotros mismos.
Ya que la autoeficacia se refiere a la confianza en la capacidad de
uno mismo por una meta tarea específica, alguien puede pensar que es muy bueno
practicando el tenis, sin embargo puede tener una autoestima baja: igual le
gustaría ser más alto o tener mejor físico, por el contrario, confía en su
habilidad para batir a sus rivales en un campo de tenis. La autoeficacia podría
afectar de manera positiva a la autoestima del individuo si considera que es
una prioridad en su vida.
Factores que explican una buena
(o mala) autoestima
Parece ser que existen 4 factores
relevantes que afectan a la autoestima, son los siguientes:
·
La historia de triunfos y
la posición alcanzada a través del reconocimiento que los triunfos brindan.
·
Las
áreas asociadas a los distintos triunfos, siempre y cuando sean significativos para la persona.
·
El respeto, aceptación e interés que el individuo recibe de las personas que
considera importantes en su vida.
·
El control y la defensa ante consecuencias e implicaciones
negativas. Es decir, la atribución interna o externa que hace
la persona de los eventos negativos.
En su libro Autoestima e identidad. Narcisismo y Valores sociales,
Luis Hornstein propone 4 tipos de autoestima. Según el autor, los tipos de
autoestima varían debido a que la valoración de uno mismo puede ser más o menos
alta y más o menos estable.
1. Autoestima alta y estable
Las circunstancias externas y los
acontecimientos de vida tienen poca influencia sobre la autoestima. Las
personas con este tipo de autoestima se desenvuelven de manera
abierta ya que no necesitan defender su imagen, se
defiende sola. Además, la persona es capaz de defender su punto de vista sin
desestabilizarse.
2.
Autoestima alta e inestable
Las personas con este tipo de autoestima, tienen una elevada autoestima pero
son incapaces de mantenerla constante. Los contextos competitivos pueden tener
un efecto desestabilizador. Responden
con actitud crítica ante el fracaso, ya que estos son
percibidos como amenazas. El individuo mostrará convicción al defender su punto
de vista, pero no aceptará otros puntos de vista y tenderá a monopolizar la
palabra en una discusión.
La inestabilidad de la autoestima
conduce a situar la autoestima como preocupación central y exige preservarla a
cualquier precio y apelar a una actitud agresiva (para promoverla) o bien
pasiva (para protegerla).
3.
Autoestima baja y estable
En los casos en los que hay una
autoestima baja y estable, los eventos externos (sean favorables o no) no
alteran la autoestima del sujeto, que no se esfuerza por promover su imagen
personal y se infravalora.
Los individuos con este tipo de
autoestima son indecisos y tienen un gran temor a
equivocarse. Estas personas
no defienden sus puntos de vista ya que la valoración de sí mismos es siempre
negativa, creen que no están a la altura.
Este tipo de autoestima es muy frecuente en personas con tendencias depresivas, que a causa de su mentalidad pesimista no suelen
percibir sus logros personales como tal, asumiendo que son fruto de la suerte o
la casualidad.
4.
Autoestima baja e inestable
Las personas con este tipo de autoestima
suelen ser sensibles e influenciables por eventos
externos. En cuanto se
enfrentan a un evento exitoso, su autoestima sube, pero en cuanto termina la
euforia del momento, su nivel de autoestima vuelve a bajar.
Es decir, que este tipo de autoestima está definido por su falta de solidez y la inestabilidad que
presenta, la cual hace que se altamente sensible a todo tipo de
eventos, por irrelevantes que puedan parecer desde un punto de vista racional.
Ciertas clases de personas narcisistas,
por ejemplo, se caracterizan entre otras cosas por tener una autoestima baja y
muy dependiente de la opinión que perciben de los demás.
Bonus: Autoestima inflada
Otros autores también hablan de un tipo
de autoestima perjudicial para el bienestar, la autoestima inflada.
Pero, ¿qué es la autoestima inflada?
La persona con la autoestima inflada es incapaz de escuchar a los demás, mucho menos
de aceptar o reconocer un error. La percepción de sí mismos está tan inflada
que se creen mejor que el resto. Cuando las cosas se complican, no reconocer
los errores y enseguida culpan a los demás. Este tipo de actitud genera
conductas negativas ya que no son capaces de hacer autocrítica y
corregir los errores. En general, estos individuos menosprecian
a los demás y adoptan un comportamiento hostil hacia ellos.
por Jonathan García-Allen