Por qué no es
bueno el Rencor
¿Qué
es el rencor? el rencor aparece cuando sentimos o creemos que
otra persona nos maltrató o humilló de alguna forma, ya sea por una ofensa,
engaño, porque nos insultó, jugó con nuestra confianza o cualquier situación
que nos haga sentir ofendidos.
Esto surge porque, obviamente, tenemos
cierta expectativa que no fue cumplida. Esperamos que la otra persona cumpla con algo que
nosotros esperamos, que se comporte con nosotros de una forma y cuando la
persona no cumple con eso que pensamos y esperamos viene la decepción y la
frustración.
Lo peor
es que el rencor se alimenta (muchas veces) con el deseo de vengarnos, comienza
a surgir el resentimiento que desencadena en el odio. Cuando no nos liberamos
de esta sensación se alimenta más y más y es un sentimiento que nos domina la
vida.
¿Quién tiene la “culpa” de que exista este rencor? por más duro que sea, la
“culpa” (mejor llamarle responsabilidad) de que el rencor siga instalado en
nuestras vidas la tenemos nosotros mismos. Los que nos encargamos de que ese
sentimiento siga fijo en nuestras vidas somos nosotros y no le hace daño al
otro, sino que nos va consumiendo lentamente tomando nuestras vidas y no
dejando que muchas veces enfoquemos nuestra atención en otra cosa.
Muchas
veces no tenemos conciencia de que ese rencor está siendo alimentado por
nosotros mismos, ya que de repente podemos estar acostumbrados a funcionar así
y ya actuamos automáticamente. El problema está en que a veces no queremos
cambiar de página y por ende recordamos y recordamos una y otra vez lo que
pasamos para tenerlo siempre presente. Esta acción viene de la mano con el
masoquismo y cuando una persona es rencorosa le cuesta olvidarse de lo que “le
pasó” y no está de acuerdo con conciliarse con el otro.
Muchas veces realmente lo que pasó hace que nos
sintamos mal, porque es algo grave y no podemos olvidarlo, pero lo que si
podemos hacer es aceptarlo y entender que recordar y recordar solo nos daña a
nosotros mismos. En otro post estuvimos hablando sobre la venganza,
que muchas veces se dice que es dulce o que es un plato que se come frío, pero
en realidad, cuando lo analizamos profundamente los únicos que no nos
beneficiamos somos nosotros. La venganza causa que estemos todo el tiempo
imaginando como podría ser, como podríamos hacer que el otro pagué por lo que
hizo, y hace que muchas veces esto se convierta en una obsesión.
A veces
es cuestión de tiempo, es normal que al principio solo podamos ver desde
nuestro punto de vista y no queramos entrar en razón y reflexionar sobre lo
ocurrido. Pero con el pasaje del tiempo pueden comenzar (o no) a surgir nuevas
posibilidades de ver las cosas, y podemos comenzar a ver el daño que nos hace
ese rencor. Poder ver estas cosas hace que poco a poco podamos liberarnos.
El rencor
produce daño, y una persona que es rencorosa suele pensar que estando así está
lastimando al otro (al no perdonarlo) pero en realidad a quien está lastimando
es a sí mismo. El rencor suele causar mucho más daño que la situación por la
que se pasó.
Una
persona puede enfermar de verdad por el rencor, porque está atado a emociones y
sentimientos negativos. El rencor viene de la mano de la frustración, el odio,
tristeza, ira, sentimientos 100% negativos en la vida de cualquier ser humano.
Además de esto, una persona que vive con rencor puede llegar a tomar malas
decisiones, que incluso lo terminen dejando en soledad o estando apartado de
una/as persona que quiere o ama mucho.
¿Cómo cortar con este sentimiento? recordando que el pasado es pasado,
que de nada nos sirve repetir una y otra vez la película, una y otra vez
colocar ese disco rayado que sabemos que va a saltar. Lo mejor es enfocarnos en
perdonar a la otra persona, pero no un perdón para el otro, sino para nosotros
mismos. Hay veces en que el daño es grande, pero por eso mismo de nada nos
sirve cargar con una mochila que de seguro nos va a terminar rompiendo la
espalda.
Siempre recuerda que el mejor
beneficiado en el perdón se tú mismo, por lo cual vale la pena intentarlo.