Hacerse a sí mismo es un valor que va tomando forma en el ser humano a medida que crece en edad y en inteligencia y se va haciendo más autónomo, más responsable y maduro. Para llevar las riendas de la propia existencia, sortear los obstáculos que surgen a cada paso, saber frenar v acelerar en el momento oportuno, conducir a velocidad prudencial, con firmeza y mesura, sin peligro para los demás, por las autopistas del mundo de hoy, la delicada máquina de nuestra persona, de nuestro yo, exige un elevado índice de autocontrol, al que sólo es posible acceder por dos vías obligadas: la del conocimiento de nosotros mismos y la del dominio y control responsable de nuestros actos. En esta ficha nos centraremos en el conocimiento de nosotros mismos, y en la siguiente, en el dominio y control de nuestros actos.
CONOCERSE A Si MISMO. El conocimiento de uno mismo es tarea de siempre Y de todas las edades, ya que nunca termina, pero nos mantiene activos, mirando hacia nuestro interior en la alentadora autocrítica que permite calibrar el potencial de nuestras posibilidades para superar las dificultades y lograr una mayor eficacia, actuando con optimismo y renovada confianza.
El conocimiento de nosotros mismos, sin dejar de ser realista y objetivo, ha de permitirnos localizar la atención en nuestras cualidades más relevantes, aquellas que nos permitan sentar las bases de una firme autoestima que nos impulse a la acción y realización de nuestros mejores deseos, de nuestros ideales. Un obstáculo que fácilmente puede surgir al mirar hacia dentro de nosotros mismos con ojos de sincera autocrítica, con justicia y sin presunción es que caigamos en la autocompasión y el desánimo al ver nuestras carencias y limitaciones y la distancia a que nos encontramos de nuestros ideales y objetivos. Pero es precisamente la toma de conciencia de lo que somos y de nuestras más preciadas y relevantes aptitudes lo que potenciará nuestro esfuerzo y disposición para la lucha, alentándonos a apuntar bien alto en la dirección segura de lo que debemos ser. El conocimiento de nosotros mismos nos permitirá averiguar lo que podemos llegar a ser sin perder la referencia y la guía de lo que debemos ser, de
CONOCERSE A Si MISMO. El conocimiento de uno mismo es tarea de siempre Y de todas las edades, ya que nunca termina, pero nos mantiene activos, mirando hacia nuestro interior en la alentadora autocrítica que permite calibrar el potencial de nuestras posibilidades para superar las dificultades y lograr una mayor eficacia, actuando con optimismo y renovada confianza.
El conocimiento de nosotros mismos, sin dejar de ser realista y objetivo, ha de permitirnos localizar la atención en nuestras cualidades más relevantes, aquellas que nos permitan sentar las bases de una firme autoestima que nos impulse a la acción y realización de nuestros mejores deseos, de nuestros ideales. Un obstáculo que fácilmente puede surgir al mirar hacia dentro de nosotros mismos con ojos de sincera autocrítica, con justicia y sin presunción es que caigamos en la autocompasión y el desánimo al ver nuestras carencias y limitaciones y la distancia a que nos encontramos de nuestros ideales y objetivos. Pero es precisamente la toma de conciencia de lo que somos y de nuestras más preciadas y relevantes aptitudes lo que potenciará nuestro esfuerzo y disposición para la lucha, alentándonos a apuntar bien alto en la dirección segura de lo que debemos ser. El conocimiento de nosotros mismos nos permitirá averiguar lo que podemos llegar a ser sin perder la referencia y la guía de lo que debemos ser, de