viernes, enero 07, 2022

El proceso de adicción

 

El proceso de adicción

 

 


El proceso de adicción

La palabra adicción proviene del latín addicere, que significa condenar. Una persona adicta se encuentra de alguna manera condenada a una serie de condiciones de servilismo involuntarias, obligada a cumplir las exigencias de su dependencia.

El proceso por el que una persona desarrolla una adicción es complejo, multideterminado y variable. Se inicia con pequeños consumos que favorecen la compulsión de seguir consumiendo (efecto priming) y la aparición de una necesidad imperiosa de consumo o craving. Cuando este abuso, se hace crónico, se produce en el cerebro una neuroadaptación que produce los efectos de tolerancia y abstinencia.

En este vídeo podemos ver de manera simbólica como se desarrolla un proceso de adicción y algunas de sus consecuencias:

                                    http://youtu.be/HUngLgGRJpo

 

 

          Uso, abuso y dependencia

El proceso de adicción se caracteriza por tres frases: uso, abuso y dependencia. Por uso se entiende aquella fase en la que no hay consecuencias negativas para la persona o ésta no las aprecia (ej. consumos esporádicos). En la fase de abuso, el consumo es de manera continuada a pesar de las consecuencias negativas. Y la dependencia surge cuando el consumo es excesivo teniendo implicaciones negativas para la persona durante un largo período de tiempo, tanto de manera continua, como intermitente o solo los fines de semana.




Por lo tanto, la conducta adictiva no se manifiesta de golpe, sino que ésta reviste un proceso formado por una lógica interna de encadenaciones y aproximaciones, que conlleva con el paso del tiempo un abandono existencial de la persona, la cual, en sus inicios  niega que la sustancia o actividad constituye un problema que no puede controlar y que las consecuencias o efectos derivados de ella, guarden alguna relación. La línea entre el abuso y la adicción es muy corta,  y en ocasiones inadvertida.

En un primer lugar, se suele buscar la vivencia de una nueva experiencia o la búsqueda de nuevas sensaciones para compartir con otros. Cuando ya se conocen los efectos, se intenta llegar a conseguir alguno en especial, pudiendo incluso utilizar el consumo de sustancias para el afrontamiento de situaciones que de otra manera la persona se ve sin recursos, generando cada vez un mayor nivel de dependencia.

Una característica común en las conductas adictivas, es la pérdida de control. La persona que presenta una adicción no tiene control sobre esa conducta, produciéndole dependencia, síndrome de abstinencia, tolerancia y consecuencias negativas en su vida, que puede que le lleven a buscar tratamiento o incluso, le fuercen a buscarlo.

El mayor problema de la adicción no son solo los efectos a corto plazo, sino aquellos que se producen a medio y largo plazo.

 


 

La adicción tiene consecuencias físicas, psicológicas y sociales

 

          Neurobiología de la adicción

–Circuito de Recompensa y neurotransmisores

El circuito de recompensa o circuito del placer, desempeña un papel clave en el desarrollo del proceso de dependencia a una sustancia, tanto en el inicio, como en el mantenimiento y recaída. El circuito de recompensa se compone de la vía mesolímbica y la vía mesocortical, los núcleos de Rafe y la amígadala. Es un sistema primitivo básico para la supervivencia, ya que de él dependen varias actividades placenteras como la reproducción, la alimentación, etc. Su fin último consiste en perpetuar las conductas que al sujeto le produzcan placer. Siendo una vía común de reforzadores, tanto naturales como artificiales (Damasio, 1994; Verdejo y Bechara, 2009).




El consumo de sustancias incrementa la dopamina, el neurotransmisor básico de este circuito, apareciendo amplificado el efecto hedónico. Siendo esta sensación placentera la que hace que la persona vuelva a consumir.

Un estímulo placentero, supone la liberación de dopamina. Por lo que el consumo de sustancias supone un incremento de este neurotransmisor, el cual, produce una intensificación del placer. Pero el consumo crónico, no produce una mayor cantidad de dopamina, sino alteraciones en los receptores de este neurotransmisor. Esto se manifiesta en la tolerancia, la necesidad de dosis cada vez mayores para intentar alcanzar un mismo efecto. Proceso que tiene como consecuencia el aumento del consumo para mantener constante el grado de estimulación.

Además, encontramos otros neurotransmisores involucrados como la serotonina, los opiáceos, el GABA y la noradrenalina, que actúan regulando diversas estructuras del circuito de recompensa.

Y la participación, de los sistemas hormonales, en concreto el eje hipotálamo-hipofisis-adrenal (HHA), que facilitaría el mantenimiento de la adicción, deteriorando el estado físico e inmunológico.

Las adicciones pueden ser una salida equivocada a la necesidad de buscar placer y anestesiar de esta manera el dolor, de olvidar las frustraciones de la vida, evadirse o negar  los conflictos internos y/o alterar la conciencia para escapar y huir de la angustia existencial. Por lo tanto, TODA ADICCIÓN IMPLICA LA HUIDA DE UNO MISMO. Huida provocada por la vivencia de una existencia vacía de sentido.

 


Bibliografía utilizada:

-Becoña, E. (2008). Drogodependencias. En A. Belloch, B. Sandín y F. Ramos (Eds.), Manual de psicopatología,

edición revisada, vol. 1 (pp. 375-402). Madrid: McGraw-Hill.

-Bobes, J., Casas, M. y Gutiérrez, M. (Eds.) (2011). Manual de trastornos adictivos. Madrid: Adamed.

-Fernández, E. (2002). Bases neurobiológicas de la drogadicción. Revista de Neurología, 34, 659-664.

-Tirapu, J., Landa, N. y Lorea I. (2004). Cerebro y adicción. Una guía comprensiva. Pamplona: Ediciones

Gobierno de Navarra. Departamento de Salud.

miércoles, enero 05, 2022

10 características de las mujeres que aman demasiado

 10 características de las mujeres que aman demasiado


 

¿Cómo podemos amar sin sufrir? ¿Cómo cambiar nuestra forma de querer para no lastimarnos?

Cuando te sientes enamorada y sin embargo sientes que también sufres, lo más probable es que seas una de las mujeres que aman demasiado.

 

Cuando la mayoría de tus temas de conversaciones con tus amistades más cercanas se trata sobre él, sobre su vida, sus problemas, sus actos, sus sentimientos; es que estás amando demasiado.

Cuando excusas su malísimo humor, cuando disculpas su mal trato, cuando justificas su indiferencia, cuando normalizas sus desaires; es que estás amando demasiado. Cuando dejas de ser su pareja e intentas ser su psicóloga es que estás amando demasiado.

Aprender a reconocer, comprender y pasar de amar demasiado a alguien que provoca dolor, a amar solo lo necesario como para detener ese dolor. Para poder amar a alguien, primero tenemos que aprender a amarnos.

 


 

 

Características de mujeres que aman demasiado

Las siguientes características son típicas de las personas que aman demasiado, o personas con dependencia emocional, y sí, también hay hombres que aman demasiado.

1.            Típicamente, usted proviene de un hogar disfuncional que no satisfizo sus necesidades emocionales

2.            Habiendo recibido poco afecto, usted trata de compensar indirectamente esa necesidad insatisfecha proporcionando afecto, en especial a personas que parecen, de alguna manera, necesitadas.

3.            Debido a que usted nunca pudo convertir a sus progenitores en los seres atentos y cariñosos que usted ansiaba, reacciona profundamente ante la clase de personas emocionalmente inaccesibles a quienes puede volver a intentar cambiar por medio de su amor.

4.            Como le aterra que lo abandonen, hace cualquier cosa para evitar que una relación se disuelva.

5.            Casi ninguna cosa es demasiado problemática, tarda demasiado tiempo o es demasiado costosa si “ayuda” a la persona con quien usted está involucrada.




6.            Acostumbrado a la falta de amor en las relaciones personales, usted está dispuesta a esperar, conservar esperanzas y esforzarse más para complacer.

7.            Está dispuesto a aceptar mucho más del cincuenta por ciento de la responsabilidad, la culpa y los reproches en cualquier relación.

8.            Su amor propio es críticamente bajo, y en el fondo usted no se siente merecedor de la felicidad. En cambio, cree que debe ganarse el derecho de disfrutar la vida.

9.            Necesita con desesperación controlar a sus parejas y sus relaciones, debido a la poca seguridad que experimentó en la niñez. Disimula sus esfuerzos por controlar a la gente y las situaciones bajo la apariencia de “ser útil”.

10.          En una relación, está mucho más en contacto con su sueño de cómo podría ser que con la realidad de su situación.

11.          Es adicto a las relaciones y al dolor emocional.

Es probable que usted esté predispuesto emocionalmente y, a menudo, bioquímicamente, para volverse adicto a las drogas, al alcohol y/o a ciertas comidas, en particular los dulces.

12.          Al verse atraído hacia personas que tienen problemas por resolver, o involucrada en situaciones que son caóticas, inciertas y emocionalmente dolorosas, usted evita concentrarse en su responsabilidad para consigo mismo.

13.          Es probable que usted tenga una tendencia a los episodios depresivos, los cuales trata de prevenir por medio de la excitación que proporciona una relación inestable.

14.          No le atraen las personas que son amables, estables, confiables y que se interesan por usted. Esas personas “agradables” le parecen aburridas.

Poder reconocer las características de las personas que aman demasiado es solo el primer paso para poder amarse a uno mismo y así establecer una relación de pareja sana, feliz y duradera.

Las personas piensan que lo más doloroso es perder a quien amas. Pero la verdad es que perder a sí mismo en el proceso de amar a alguien demasiado, olvidándote de quién eres, es mucho peor.

“No alimentes el poder de quien te explota afectivamente, tu debilidad es la fortaleza del otro” –Walter Riso

visto en: Consejos del Conejo