¿Cómo influye en el vínculo emocional de pareja el deseo sexual?
Veamos el modo en el que nuestra manera de vivir el deseo
sexual afecta a las relaciones de pareja.
El deseo sexual es un factor muy relevante a la hora de
comprender el vínculo emocional que existe entre dos personas involucradas en
una relación de pareja, Sin embargo, a veces, la falta de comunicación entre
ambas e incluso la falta de conocimientos sobre la sexualidad hacen que
experimenten ese tipo de deseo de una manera disfuncional, o incluso que
consideren que tienen un problema en las relaciones íntimas pesar de que, en
realidad, ese problema solo existe en su imaginación.
Por todo ello, en este artículo hablaré acerca del
vínculo entre el deseo sexual y el vínculo emocional que mantiene unida una
relación de pareja.
Empecemos distinguiendo entre el
deseo sexual y la atracción sexual
El deseo sexual es, en general, el deseo de tener sexo, y no
tiene por qué ir dirigido hacia una persona en concreto que nos haga sentir de
esa manera.
La atracción sexual, por el contrario, siempre va dirigida
hacia una persona y/o grupo de personas, aunque esto no significa que tan solo
sea una reacción a su aspecto: se ve condicionada por muchos aspectos, algunos
de ellos bastante sutiles, como la personalidad de alguien, sus intereses, etc.
Por otro lado, es cierto que el deseo sexual y la atracción
sexual, aunque no sean lo mismo, pueden llegar a solaparse. Por ejemplo, si
nos exponemos de manera muy frecuente a personas que nos atraen sexualmente, es
más probable que también sintamos deseo sexual de otra manera:
quizás lo sintamos en niveles muy altos al principio, pero a medida que a
pasando el tiempo puede ocurrir que el grado de familiaridad con esas personas
lo haga bajar. Lo que sí hay que tener claro es que si bien tanto la atracción
sexual como el deseo sexual tiene causas psicosociales y biológicas, no tenemos
control sobre la atracción sexual, pero sí tenemos cierto control sobre el
deseo sexual.
Las subidas y bajadas en el deseo
sexual: un proceso normal
Tal y como ocurre con muchos otros aspectos de la
sexualidad, el modo en el que vivimos el deseo sexual está sujeto a un
conjunto de patrones de liberación hormonal que, a medida que vamos creciendo y
madurando, evoluciona con nosotros. Así, podemos analizar el modo en el que
sentimos deseo sexual tanto en una escala temporal “micro” (de minutos o incuso
segundos) y macro (de semanas, meses y años). En ambas escalas, es
completamente natural que apreciemos subidas y bajadas en el nivel de deseo
sexual que vivimos.
Por otro lado, es importante saber que en la mayoría de las
veces, a partir de la etapa de la juventud el deseo sexual va disminuyendo, y
esto no es ni un problema de salud ni algo malo.
A fin de cuentas, a pesar de que hoy en día el sexo no sea
sinónimo de reproducción, evolutivamente su existencia sí que se debe a la
aparición de una estrategia reproductiva que es la más habitual entre los
animales vertebrados; y como vivimos mucho más que nuestra etapa de mayor
fertilidad, es un proceso natural que a medida que envejecemos la
predisposición a sentir deseo sexual también vaya decayendo. Sin embargo, en la
gran mayoría de los casos nunca desaparece del todo, y tal y como hemos visto, siempre
disponemos de un cierto margen de maniobra para hacer que la experiencia del
deseo sexual “venga a nosotros” en un momento dado.
Además, también se sabe que las ganas de tener sexo con una
persona suelen disminuir a medida que vamos ganando familiaridad con ella. Esto
se debe en parte que cuando profundizamos en una relación con alguien,
encontramos en esa persona más facetas de su personalidad y de su manera de ser
que no tienen nada que ver con el sexo, y es por ello que su presencia deja de
llamarnos la atención principalmente por lo que nos atrae. Sin embargo, la
familiaridad por sí sola no hace que las ganas de tener sexo con una persona
desaparezcan completamente.
¿Cómo influye en una relación de
pareja el deseo sexual?
Estas son algunas de las maneras más habituales en las que
el hecho de vivir el deseo sexual de una u otra manera influye en el vínculo
emocional de las relaciones de pareja:
• Saber
interpretar bien lo que es el deseo sexual ayuda a entender bien las
necesidades sexuales de nuestra pareja y de nosotros mismos.
• El
deseo sexual puede quedar incorporado en las dinámicas de ocio y diversión que
hacen que la relación de pareja sea estimulante.
• El deseo
sexual es lo suficientemente adaptable como para ofrecer un margen de maniobra
para que los gustos de ambas personas encajen entre sí y se complementen.
• Si el
deseo sexual es confundido con la atracción sexual, esto puede dar lugar a
problemas en la relación de pareja.
¿Qué ocurre si el deseo sexual en una
relación de pareja decae?
Así pues… ¿Qué hacer si el deseo sexual decae a medida que
pasa el tiempo en una relación de pareja? En situaciones de este tipo, tened en
cuenta estas pautas e ideas clave.
1.
Planteaos si eso es realmente un problema
La disminución de la predisposición a sentir deseo sexual no
tiene por qué ser un factor problemático ni para uno/a mismo/a ni para la
relación de pareja: no hay nada que nos obligue a experimentar la sexualidad
con la misma intensidad y el mismo número de relaciones sexuales que en los
años anteriores, aunque por desgracia la sociedad dé mucha importancia al
ímpetu y al éxito sexual vinculados a la juventud por cuestiones culturales.
Tan solo podría ser considerado un problema si esto ha generado una asimetría
en la relación de pareja, lo cual ocurre cuando una de las personas tiene más
interés en vivir el sexo que la otra.
Así pues, algo tan sencillo como plantearos esta pregunta
inicial os empoderará y contribuirá a que no os sintáis mal por algo que
realmente tan solo es un producto de la presión social. Además, al ser dos
personas, os resultará más fácil no sentiros solos ante ese bombardeo de
imágenes, opiniones y productos audiovisuales en los que se da por hecho que
todo el mundo desea tener sexo en toda situación.
2.
Aprended a conectar con el otro evitando los temas tabú
En el ámbito de lo sexual y de las relaciones íntimas, es
muy importante saber escuchar y ser escuchados, entre otras cosas porque en
temas tan privados es muy fácil dejarse llevar por las apariencias y/o caer en
las presuposiciones apresuradas.
Y esta manera de conectar intelectual y emocionalmente con
alguien únicamente puede tener lugar si no se trata la sexualidad como algo tabú.
Especialmente en una relación de pareja, es muy relevante mantener una actitud
abierta y o prejuzgar, dado que para muchas personas este es el único sitio en
el que se puede hablar de ciertos miedos, ciertos gustos, experiencias pasadas
dolorosas en lo sexoafectivo, etc. Eso o significa que haya que decir que sí a
todo, pero sí que hay que mantener una actitud de escucha activa y ayudar a la
otra persona a expresarse sin ceder a los miedos y/o a sus inseguridades.
3.
Aprended maneras alternativas de vivir la sexualidad
Es muy probable que cuando la disminución del deseo sexual
sea visto como un problema, esté participando en el mantenimiento de ese
malestar toda una serie de expectativas y de mitos alrededor de la
sexualidad que llevan a vivir el sexo de una manera muy limitada. Esto se
debe a una visión heteronormativa de lo que se supone que debe ser una relación
sexual, en la que de paso, se pone el foco en aquellas cosas que pueden hacer
las personas jóvenes, dejando de lado las experiencias de las personas mayores,
las personas homosexuales y bisexuales, etc.
Por eso, os alegrará saber que a la que se empieza a romper
este marco de referencia tan encorsetado, es relativamente fácil que descubráis
nuevas maneras de despertar el deseo sexual, porque seguramente encontraréis
maneras de vivir el sexo que encajen con nuestras preferencias, con vuestras capacidades
físicas, etc.
4. Para
todo lo demás, acudid a profesionales
Tanto desde la terapia de pareja como desde la sexología
los podemos ofrecer herramientas muy valiosas para desarrollar la sexualidad de
una manera en la que os sintáis cómodos/as; al mismo tiempo, os ayudaremos a
establecer un espacio de comunicación honesta y directa que permita que cada
parte se exprese y todos los problemas y preocupaciones sean escuchados. Y en
el caso de que la disminución de deseo sexual se deba a una disfunción, será
posible intervenir en ella: en la mayoría de las ocasiones, el origen de estos
problemas es psicológico y puede ser superado en pocas semanas.
Autora: Blanca Ruiz Múzquiz