Dependencia emocional: la adicción patológica a tu pareja sentimental
Ciertas personas tienden a engancharse emocionalmente a su
pareja.
Este cuadro se puede observar cuando la persona que lo
sufre permanece en un estado de filiación extremada hacia su pareja sentimental,
porque existe una gran necesidad de mantener el vínculo emocional y el afecto.
Dependencia emocional: ¿qué es?
Como ocurre con otras dependencias, como en la adicción al
consumo de sustancias tóxicas, la dependencia emocional opera mediante mecanismos
de refuerzo positivo, que acaba generando dependencia psicológica en el sujeto.
La dependencia emocional afecta por igual a mujeres y hombres.
Sin embargo, los hombres suelen ocultar este problema pues
se sienten menos capaces de reconocer que están ‘atados emocionalmente’ a otra
persona. A causa de la vergüenza en expresar el problema, algunos hombres
presentan cuadros de dependencia más severos.
¿Quién sufre dependencia emocional?
Aunque muchas veces esta situación pueda ser transitoria,
lo más habitual es que el patrón de dependencia emocional en el sujeto se
observe a lo largo de su vida y con las diferentes parejas que tenga. Esta
dependencia sentimental no hace referencia a motivos materiales (como podría
ser una dependencia de tipo económico), sino que alude a la necesidad de amor y
vínculo afectivo. Las personas que la sufren tienen un gran miedo a estar solas
y no pueden concebir su vida si no es al lado de una pareja sentimental.
Resulta significativo que muchas de las personas que son
dependientes emocionales buscan parejas con un carácter dominante, con un
perfil psicológico que tiende hacia el egoísmo y el narcisismo, posesivas,
autoritarias y déspotas. En algunos casos, el dependiente emocional refiere
haber sufrido algún tipo de maltrato físico o psicológico por parte de su
pareja, lo cual no resulta extraño teniendo en cuenta el perfil que hemos
comentado. La persona dependiente tiende a idealizar a su cónyuge, viviendo en
una cierta sumisión hacia él.
La persona afectada es capaz de reconocer el maltrato y el
menosprecio que sufre a diario, pero no tiene la capacidad para dejar de estar
‘enganchada’ a su pareja. Pide perdón incluso por cosas que no han hecho, con
el fin de mostrarse tierno y sumiso ante su pareja; para ganar su aprobación y
amor. También pueden gastarse mucho dinero en regalos y en general mantendrán
una actitud de atenciones y gestos con los que tener contenta a la pareja y
satisfacerla en todo momento.
Causas
Normalmente, el fondo del problema de la dependencia se
encuentra en una pobre autoestima, que conduce al dependiente emocional a
desvalorizarse sistemáticamente. Se muestran críticos consigo mismos y con su
forma de ser, hasta el punto de sentirse inferiores y culpables, incluso, del
menosprecio que puedan recibir por parte de sus parejas sentimentales. La
situación se torna aún más insostenible con el paso del tiempo, en que el
transcurso de la relación exacerba la relación subordinada del dependiente
emocional respecto a su pareja, que ejerce un rol dominante.
De este modo, el menosprecio de la persona dominante hacia
el dependiente emocional se incrementa, llevando al extremo su subordinación.
También es común observar que este tipo de relaciones acaban rompiéndose en
poco tiempo, pero eso no soluciona el problema. El dependiente intentará volver
una y mil veces con su expareja, de la misma manera que el drogadicto se las
ingenia para obtener la sustancia y volver a consumir. Esta dinámica conduce a
una situación de círculo vicioso, puesto que el desprecio del dominante
aumenta, así como disminuye la autoestima y dignidad de la persona dependiente
emocional. La persona que padece este tipo de dependencia emocional necesita
permanecer en contacto con su pareja, y si el vínculo se rompe del todo, surge
una suerte de síndrome de abstinencia emocional.
Ruptura con amigos y familiares
En estos casos, se pueden producir enfrentamientos airados
con amigos y familiares. El dependiente emocional se percata de que sus
allegados intentan aconsejarle de que su situación psicológica ante la relación
no es la más adecuada, pero éste insiste en defender su relación. Aunque los
familiares ven de cerca que el sufrimiento causado por esa relación patológica
no cesa, el dependiente suele enfrentarse a ellos y defenderá la situación, llegando
a reclamar a su allegados un trato especial hacia la otra persona.
La comorbilidad de la dependencia emocional se asocia con
cuadros ansiosos o depresivos, aparte de la falta de autoestima que ya hemos
comentado, que se ve aumentada al tomar conciencia de que se está arrastrando
para recuperar el amor de alguien que no solamente no le quiere sino que le
desprecia y maltrata.
En este cuadro, es muy habitual observar que la persona
dependiente cree firmemente que su pareja es superior y por tanto merece que
todo su entorno reconozca esto y le colme de alabanzas y respetos. Esto puede
acarrear un resquebrajamiento de la relación con amigos y familiares, cosa que
produce que su dependencia emocional se vea reforzada puesto que solo
encontrará el apoyo en la pareja. Como vemos, esta es otra dinámica en que se
entra en un círculo vicioso.
Altruismo patológico
El afectado puede llegar al punto de abandonar sus propias
responsabilidades laborales a fin de tener el tiempo necesario para complacer
las necesidades del cónyuge. El menoscabo familiar, laboral, social y
psicológico del dependiente emocional puede alcanzar límites preocupantes.
En el caso de que el dependiente tenga hijos, es frecuente
que sus hijos tengan conductas y actitudes de menosprecio hacia él. Aprenden a
despreciar a alguien que no muestra autoridad ni dignidad. También se suele
percibir signos de deterioro de la relación de los hijos hacia el progenitor
autoritario, puesto que tiende a ser una persona egoísta y déspota que no
expresa demasiado amor ni preocupación por sus hijo.
Psicoterapia: abordando el problema
Resulta imprescindible iniciar rápidamente la terapia
psicológica a fin de conseguir desvincularse emocionalmente de la pareja. No
hacerlo y seguir en dinámicas negativas puede conllevar consecuencias nefastas,
ya que no es raro que del menosprecio se pase al maltrato psicológico y hasta
al maltrato físico en último término. Para evitar entrar en las dinámicas
crecientemente peligrosas, es importante empezar tratamiento psicológico
temprano, aunque esto a la práctica es difícil de conseguir.
Tal como ocurre en las diferentes adicciones, el primer
paso es que el afectado sea capaz de reconocer que tiene un problema y decida
buscar la manera de solucionarlo. Este punto es muy difícil: el dependiente
logrará encontrar múltiples excusas y justificaciones para su conducta. Suelen
ser del tipo: “Vosotros no lo/la conocéis bien”, “Me quiere mucho”, “Nadie es
perfecto”, “La culpa es mía también”… Es prácticamente imposible lograr que
funcione una terapia que no haya sido requerida por el propio afectado, e igual
que ocurre con las demás adicciones, será necesario una ruptura absoluta con la
pareja.
¿Conoces a alguien que es dependiente
emocional?
Los mejores consejos que se pueden dar a alguien cuyo
familiar o amigo sea un dependiente emocional son los siguientes:
·
No cedas nunca ante la exigencia de mantener un
trato exquisito hacia la persona dominante.
·
Debes permanecer al lado de la persona
dependiente, pero no mostrarte cómplice de su relación enfermiza.
·
Puedes dialogar con el afectado y hacerle entender
que puede contar contigo y con la familia.
·
Si finalmente decide pedir ayuda para romper
con la situación, es necesario que le acojas e impidas cualquier contacto con
la pareja.
·
También es buena idea acompañarlo a terapia. El
psicólogo no solo ayudará a encontrar el mejor camino para el afectado, sino
que también proporcionará algunas pautas a los familiares y amigos para
revertir la situación, así como algunos consejos para dudas concretas.
Referencias bibliográficas:
Castelló Blasco, J. El miedo al rechazo en la dependencia
emocional y en el trastorno límite de la personalidad.
Congost. S. Manual de dependencia afectiva.
Ruiperez, D y L. Lobo. L.Mi mente es mi enemigo.