¿TIENES UNA PERSONALIDAD ADICTIVA?
LAS 5 SEÑALES QUE LO INDICAN
Hay gente que se engancha a cosas de
forma más rápida que el resto, que le cuesta más controlar que hace y cuando y
lo cierto es que es importante saberlo, pues si uno sabe por dónde flaquea más
fácil es estar pendiente de que no ocurra y no andar luego con
arrepentimientos. Hoy os mostraremos un par de características comunes en las
personalidades adictivas (y problemáticas), señales ante las que debéis estar
pendientes y que os permitirán regular mejor vuestra conducta una vez las
tengáis bajo observación y cuarentena.
¿QUÉ ES UNA PERSONALIDAD ADICTIVA?
La personalidad adictiva es aquél tipo
de personalidad que se entiende aumenta la vulnerabilidad a padecer una
adicción. Es aquella que siempre lleva las cosas a un límite, se obsesiona o es
incapaz de dejar de hacer algo. Frecuentemente el problema es que quien sufre
de este tipo de rasgos de personalidad se niega a verlo y por lo tanto a corregir
su conducta. Lo que acaba ocurriendo es que la conducta de estas personas
termina por convertirse en algo destructivo, tanto para ella misma como para
los demás, pues pierden de vista los límites y las señales que indican que se
deben parar.
La personalidad adictiva suele
presentar otros muchos problemas y puede asociarse con varios trastornos
psicológicos aunque no tiene por qué aparecer siempre de forma conjunta.
¿QUÉ INDICIOS SUELE HABER?
A pesar de que los estudios no muestran
la evidencia necesaria para concluir que existe una “personalidad adictiva”
como tal, si existen rasgos de personalidad que se asocian con comportamientos
adictivos. Las personas que presentan estos rasgos son más propensas o
vulnerables a desarrollar una adicción o mostrar una conducta adictiva. Las
características a las que nos referimos son las siguientes:
Incapacidad para
controlar las conductas impulsivas. Todos
podemos ser impulsivos de vez en cuando pero en estas personas el serlo o no,
no es algo que esté bajo control. Sienten debilidad por actividades impulsivas.
La falta de estabilidad o la constante búsqueda de cosas nuevas a través de la
impulsividad son rasgos ante los que estar pendientes. Son extremistas y se
guían por pensamientos de todo o nada (blanco o negro), no manejando bien ni la
moderación ni los puntos intermedios entre las cosas.
Bajo compromiso con los
valores y metas personales. La
conducta adictiva implica que cuando surge el impulso por hacer algo, la
persona lo hace, dejando de lado lo que estuviera haciendo antes y al no
planificar ni moderar su conducta siguiendo un camino errático que no se guía
por planes a largo plazo o seguimiento de objetivos y metas vitales. La persona
se deja llevar por el momento y el impulso inmediato. Estas personas suelen
poseer un rasgo denominado “búsqueda de sensaciones”, se aburren fácilmente y
constantemente buscan algo mejor y novedoso en lo que embarcarse. Son personas
enfocadas en metas a corto plazo. Tienen baja tolerancia a la frustración y buscan
soluciones fáciles y rápidas (frecuentemente pasando por las drogas o el
alcohol). Tienen baja capacidad para demorar la gratificación.
Suelen presentar de forma
constante ansiedad y estrés. No es fácil vivir una vida adictiva e
impulsiva. Ya sea por los problemas sociales y familiares que acarrea, por los
remordimientos una vez hemos hecho algo que no debíamos o por las consecuencias
negativas que suelen seguir a estas conductas, estas personas frecuentemente se
sientes ansiosas. La vida caótica es lo que tiene. Se suma la dificultad que
suelen presentar para manejar y comunicar las emociones (baja inteligencia
emocional).
Soledad y distanciamiento
social:
Al ser tan poco contante, cambiar constantemente de actividades (y de grupo
social) ello dificulta crear conexiones profundas con las personas. No suelen
aceptar las etiquetas de la sociedad. Si no son ellos mismos que se alejan es
la persona impulsiva que lo hace por su misma conducta. No es infrecuente que
los rasgos adictivos o impulsivos acaben ensombreciendo cualquier otro rasgo y
la gente solo conozca tu inestabilidad y poco más. Son personas que tienden a
aislarse de los demás y de esta misma manera buscar refugio de la misma en
conductas adictivas. Pueden ser personas con bajas habilidades sociales que
buscan refugio de su malestar social en la adicción.
Cambios en el estado de
ánimo y baja autoestima: El
deseo impulsivo (antes de hacer algo) es excitante y es una emoción positiva,
como una energía y una emoción que nos invade a hacer algo. Pero cuando esa
emoción desaparece aparecen otras, como la culpa, el arrepentimiento, la
tristeza o el malestar por las consecuencias de lo que hemos hecho,
especialmente si la conducta era el consumo de drogas por ejemplo. Además las
adicciones son más frecuentes en personas como bajas habilidades de
comunicación y manejo de emociones.
Además las personas adictivas con
frecuencia tienden a sustituir una actividad adictiva por otra, si son capaces
de dejar una mala conducta o hábito frecuentemente es sustituyéndolo por otro.
La inseguridad y el temor a fracasar son componentes que también pueden influir
en el desarrollo de conductas adictivas de cualquier tipo. Lo más común es que
la adicción esconda un tipo de personalidad defectuoso o algún problema subyacente,
aunque, eso sí es preciso decirlo, cualquier persona, absolutamente cualquiera
puede convertirse en un adicto. Simplemente la probabilidad o propensión es
mayor en las personas que cumplen ciertos rasgos, lo cual no nos exime (ni
mucho menos) al resto.
Existe un debate abierto en torno a si
estos rasgos se ven acentuados por la adicción o si ya estaban presentes
anteriormente a ella.
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