jueves, enero 26, 2017

INTELIGENCIA EMOCIONAL: SINÓNIMO DE MADUREZ

INTELIGENCIA EMOCIONAL:    SINÓNIMO DE MADUREZ


La violencia provocada por los jóvenes preocupa. ¿Qué es lo que está fallando en la crianza de los niños?

Mientras que los comunicadores culpan a los juegos de vídeo y la televisión, los educadores a la falta de orientación cívica y moral en las escuelas, los psicólogos apuntan hacia un aspecto fundamental del desarrollo de la personalidad.

Antes lo llamaban madurez, pero ahora es calificado de inteligencia emocional y hasta existen pruebas que miden el coeficiente emocional (EQ).

"Estamos criando un montón de niños sin disciplina por ideas mal entendidas de dejar al niño hacer lo que quiera", afirma María C. Fernández, psicóloga de la Universidad de Miami que labora en el Mailman Center for Child Development.

A su juicio, la forma ideal de desarrollar la Inteligencia Emocional es mediante la crianza en el hogar en el que los padres logren hacerlo con un equilibrio del amor y la disciplina.

"Uno trata de que el niño se desarrolle emocionalmente y que sea feliz en la vida, son cosas básicas y normales", apunta la experta en psicología infantil. "Para lograr el desarrollo del niño es indispensable el amor y la disciplina. Los dos tienen que ir de la mano".

Otros hasta discuten si la Inteligencia Emocional es un potencial innato o si constituye un grupo de habilidades, competencias, o destrezas que se aprenden.

También hay especialistas que afirman que, al igual que ocurre con todos los otros tipos de inteligencia, existen aspectos de desarrollo en el aprendizaje de cómo utilizar esta inteligencia. Y la habilidad de usarla varía de situación a situación y de día a día.

Según investigaciones recientes, los niños con una Inteligencia Emocional alta aprenden mejor, tienen menos problemas de conducta, se sienten mejor sobre sí mismos, tienen mayor facilidad de resistir las presiones de sus contemporáneos, son menos violentos y tienen más empatía, a la vez que resuelven mejor los conflictos.

Otras características de los niños emocionalmente inteligentes es que tienen menos probabilidades den recurrir a una conducta autodestructiva, (como drogas, alcohol, embarazo adolescente), tienen más amigos, gozan de mayor capacidad para controlar los impulsos y son más felices, saludables y exitosos.

"La inteligencia emocional es lo que antes se llamaba sabiduría, o madurez, o instinto social", explica la psicóloga Gilda Moreno, del Miami Children Hospital. "Es poder desarrollarse bien dentro de su ambiente de una manera inteligente, porque la vida es un equilibrio, y si uno tiene ese balance emocional es más fácil alcanzar la felicidad".

Los padres deben entender "que a los niños hay que hablarles mucho, y hoy día nadie les está hablando", excepto la televisión, Internet y los amigos.

Lo más indispensable, asegura Moreno, es que los padres mantengan una buena comunicación con sus hijos.

"Si uno no deja que los niños hablen, no sabemos qué lo que están pensando. No hablarles en tono de sermón, pero sí en un tono de que los adultos podemos ayudarlos a encontrar su propia manera de pensar".

Autor; Abel Cortese (Investigador IE)

lunes, enero 16, 2017

Los malos días vienen solos, los buenos hay que salir a buscarlos!

Aunque no lo creas, la felicidad no surge así porque sí. Las cosas buenas les ocurren a aquellos que las buscan. De ti depende que mañana sea un gran día. ¿Lo vas a dejar escapar?


“Esta mañana desperté emocionado con todas las cosas que tengo que hacer antes que el reloj sonara.
Tengo responsabilidades que cumplir hoy. Soy importante. Mi trabajo es escoger qué clase de día voy a tener.
Hoy puedo quejarme porque el día esta lluvioso o puedo dar gracias porque las plantas están siendo regadas.
Hoy me puedo sentir triste porque no tengo más dinero o puedo estar contento porque mis finanzas me empujan a planear mis compras con inteligencia.
Hoy puedo quejarme de mi salud o puedo regocijarme de que estoy vivo.
Hoy puedo lamentarme de todo lo que mis padres no me dieron mientras estaba creciendo o puedo sentirme agradecido de que me permitieran haber nacido.
Hoy puedo llorar porque las rosas tienen espinas o puedo celebrar que las espinas tienen rosas.
Hoy puedo autocompadecerme por no tener muchos amigos o puedo emocionarme y embarcarme en la aventura de descubrir nuevas relaciones.
Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a trabajar o puedo gritar de alegría porque tengo un trabajo.
Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a la escuela o puedo abrir mi mente enérgicamente y llenarla con nuevos y ricos conocimientos.
Hoy puedo murmurar amargamente porque tengo que hacer las labores del hogar o puedo sentirme honrado porque tengo un techo para mi mente y cuerpo.
Hoy el día se presenta ante mí esperando a que yo le dé forma y aquí estoy, soy el escultor.
Lo que suceda hoy depende de mí, yo debo escoger qué tipo de día voy a tener.
Que tengas un gran día… A menos que tengas otros planes”.

Texto atribuido al escritor uruguayo Mario Benedetti

Tenemos que empezar a asumir la responsabilidad que nos corresponde: Un buen día se crea o no se crea. Es cierto que, en ocasiones, no hace falta que acompañemos a los malos momentos, ya que aparecen ellos solos sin apenas darnos tiempo a reaccionar.
Sin embargo, tenemos que generar una nueva costumbre, algo así como una nueva filosofía de vida en la que cada día nos recordemos que “levantarnos con el pie izquierdo” se puede evitar.

Cómo tener un buen día

"La felicidad no es un destino. Es un método de vida" – Burton Hills

Lo cierto es que, como todo en la vida, tener un buen día requiere de cierto método y estrategia. Es decir, lo importante es tomar las medidas adecuadas para garantizar que estamos haciendo todo lo posible por crear nuestro bienestar.
Es por esta razón por la que, a continuación, os queremos dar algunas ideas para que comencéis a poner en práctica esta buena costumbre:

1. Estar presente

Es muy importante traer nuestra mente de vuelta a la realidad y abandonar aquel lugar o aquel pasado en el que se ha quedado atrapada. No podemos cambiar lo que sucedió, y obsesionarnos con ello no nos ayuda en el momento presente.
Hay un proverbio chino que nos refleja esta cuestión sabiamente y versa de la siguiente forma: “Si el problema tiene solución, ¿por qué te preocupas? Y si no la tiene, ¿por qué te sigues preocupando?”.
La preocupación no nos ayuda en nada, por lo que, en su lugar, si algo resulta preocupante, debemos actuar cuanto antes y vivir el momento presente.

2. Permitirnos ser mediocres

Es decir, tenemos que trabajarnos y no obligarnos a llegar a lo más alto de nuestra cumbre siempre. Está bien tener una agenda apretada pero… ¿De verdad es necesario obligarnos a cumplir a rajatabla una lista de quehaceres diarios? Haz menos cosas y estarás menos estresado. A todo no podemos llegar.

3. Hacer menos cosas, pero que sean más importantes

Con esto queremos decir que es necesario que lo que hagamos tenga un gran impacto personal o profesional a largo plazo en nuestra vida. Los grandes logros están compuestos de pequeños éxitos. Por lo tanto, irnos a la cama con la sensación que deja el trabajo bien hecho, colmará de satisfacción cada momento de nuestro día.

4. Pensar en cómo sería nuestra vida ideal

No hablamos de tener una gran mansión o un coche de lujo, sino de imaginar cómo conseguiríamos que nuestra vida fuese perfecta con lo que ya tenemos. Escoge las 4 ó 5 cosas más importantes de tu vida y construye esta en torno a ellas.
Después, planifica cuáles van a ser los primeros pasos que te conduzcan hacia tu ideal. Programa tu avance de forma semanal y te sentirás tremendamente bien al ver que estás peleando por lo que de verdad deseas.

5. Pon orden en tu vida 

Ordena algo, aunque sea en un cajón que nunca tocas. Tener organizada un área de tu vida puede tener un efecto maravilloso en tu estado de ánimo y en tu felicidad.
Ordenar le da impulso a nuestro día, pues son momentos que nos tomamos para despejarnos y echar hacia afuera lo innecesario. Vaciar la superficie de una mesa puede ser una gran manera de empezar.

6. Ir a dar un paseo 

El movimiento y el aire fresco del exterior tendrán un gran efecto en tu día. Además, siempre que sea posible, tenemos que tomarnos unos minutos para disfrutar de la naturaleza y pensar en la suerte que tenemos al estar vivos.

7. Tenemos que elegir 

Selecciona solo un proyecto en el que te quieras centrar y pon toda la carne en el asador. En ocasiones llenamos nuestra mente de ideas y objetivos por cumplir que, al final, tenemos que abandonar. Como es bien sabido, el que mucho abarca, poco aprieta.

8. Escuchar buena música 

Hazte con música que te haga sentir, que te active y que aporte emociones a tu día. Hacer esto liberará tu cuerpo y contribuirá a alcanzar una mejor salud, tanto física como emocional.

9. Ver un amanecer o a un atardecer

Puede que, en ocasiones, nos resulte triste contemplar la puesta del sol en soledad; sin embargo, esto nos ayuda a conectar con nuestro yo más profundo. Mirar el amanecer es llenarse de vida y de inspiración para el resto del día.

10. Pasar tiempo con un ser querido

Habitualmente, la rutina y las prisas diarias no nos dejan ver que la vida es un camino de ida. Atiende a tus necesidades y cultiva tus vínculos, realmente es lo que siempre necesitamos para seguir hacia adelante.


www.mejorconsalud.com


miércoles, enero 11, 2017

La responsabilidad

La Psicología ha resaltado que en la medida en que una persona practica la Responsabilidad con los distintos aspectos de su vida, empieza a ser percibida por su entorno como una persona confiable, disciplinada y respetuosa de los otros y de sus compromisos, situación que no sólo le va permitiendo establecer nexos y relaciones sólidas, basadas en el respeto y la confianza, sino que se va abriendo puertas a nivel laboral, pues en la mayoría de las empresas e instituciones además del talento, se buscan trabajadores que cuenten con la disposición y la responsabilidad de cumplir cabalmente con sus asignaciones.
Igualmente en el aspecto personal una persona que practique el valor de la Responsabilidad será una persona que cumpla sus obligaciones como miembro de una familia, bien si el rol que desempeña es el de hijo, hermano, padre o esposo. De esta manera, cumplirá con lo que prometa y realizará las tareas y contribuciones que le correspondan. También será una persona responsable consigo misma que se ocupará de su alimentación, su aspecto, su salud y su superación, lo que a la larga conducirá al individuo a un camino de éxito, bienestar y felicidad.
En un sentido mucho más amplio, los psicólogos han indicado que en el aspecto social, la Responsabilidad también tiene importantes consecuencias, pues una sociedad en la que la mayoría de sus miembros ejerzan la Responsabilidad como práctica será una comunidad humana en la cual se tejan relaciones de compromiso y respeto, que a la larga originarán la Sinergia necesaria para avanzar hacia estadios de superación y autorealización. Así  mismo, un colectivo en el cual sus miembros asuman la Responsabilidad como valor, será una comunidad donde el Respeto y la Conciencia marcarán el comportamiento de todos, alejándose cada vez más de los accidentes, los vicios, la delincuencia, la violencia o la venganza.

Adquisición de la Responsabilidad como valor

A pesar de que la Responsabilidad es un hecho inherente al ser humano, la mayoría de los psicólogos han subrayado la importancia que tiene inculcar y estimular este valor desde las primeras etapas de la infancia, a fin de formar individuos que entiendan que como humanos tienen un compromiso ante ellos mismos y su semejantes, en cuanto al cumplimiento de sus promesas, obligaciones y contribuciones, así como la obligación de no procurar daño alguno a los otros ni a él mismo.
Sin embargo, pueden existir padres y maestros que se sientan un poco desorientados en su tarea por sembrar y cultivar en los más pequeños el valor de la Responsabilidad, por eso la Psicología ha diseñado también una serie de estrategias educativas que pueden allanar el camino de la enseñanza de un valor indispensable para la convivencia de cualquier comunidad. A continuación, algunos de ellos:
1.- Como siempre  que se trata de una actitud o valor, una de las herramientas principales es el ejemplo. Así, un niño que se levante viendo cómo sus padres son responsables en cuanto a su crianza y necesidades (afectivas, económicas, alimenticias) así como hacia sus demás roles como familiares, será un individuo que crezca teniendo como norma que se debe a sus promesas y funciones dentro de una comunidad.
2.- Así mismo, es necesario que los niños puedan ver cómo sus padres se preocupan por mantener sus propias necesidades al día, en cuanto a su salud, alimentación, vestido, y los servicios del hogar, a fin de que se forme entendiendo que el ser una persona Responsable garantiza el normal desenvolvimiento de la vida.
3.- Igualmente es importante que en el momento en que el niño comete una falta, se le acompañe emocionalmente, antes que propinarle un castigo mecánico, para reflexionar junto a él cómo su acción perjudica a los demás incluso a sí mismo, para que en lugar de pensar solo en el castigo que recibirá pueda ejercitar la Reflexión y la noción de que sus acciones afectan a los demás.
4.- En cuanto a las actividades que pueden realizarse en el aula, los psicólogos indican que los maestros y educadores pueden hacer uso de algunas fábulas e historias que ilustren al niño, de manera lúdica y con un lenguaje sencillo, sobre la importancia de ser responsables en la vida, consigo mismo y con sus semejantes.


https://educacion.elpensante.com/el-valor-de-la-responsabilidad/

martes, enero 10, 2017

El valor del respeto


El respeto es un valor que permite que el hombre pueda reconocer, aceptar, apreciar y valorar las cualidades del prójimo y sus derechos. Es decir, el respeto es el reconocimiento del valor propio y de los derechos de los individuos y de la sociedad.

El respeto no sólo se manifiesta hacia la actuación de las personas o hacia las leyes. También se expresa hacia la autoridad, como sucede con los alumnos y sus maestros o los hijos y sus padres.

El respeto permite que la sociedad viva en paz, en una sana convivencia en base a normas e instituciones. Implica reconocer en sí y en los demás los derechos y las obligaciones, por eso suele sintetizarse en la frase “no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti”.

Por el contrario, la falta de respeto genera violencia y enfrentamientos. Cuando dicha falta corresponde a la violación de una norma o de una ley, incluso es castigada a nivel formal. Este castigo puede ser una multa económica o hasta el encarcelamiento.

Pero, ¿cómo reaccionamos cuando alguien nos afecta a nosotros directamente? ¿Dónde quedan la tolerancia y el respeto cuando el carro de adelante no arranca inmediatamente después de que ha cambiado el semáforo? ¿O cuando aquel que desesperado porque está en una emergencia, nos corta el paso en el tráfico?


El respeto hace una diferenciación total entre la persona y lo que ésta piense o diga en un momento dado. Nos lleva a aceptar nuestras diferencias personales, recordando que cada uno de nosotros tiene derecho a ser quien es.

Debemos recordar que cada ser es único y esta hecho a imagen y semejanza de Dios, por lo tanto merece nuestro respeto y consideración.


Como podemos fortalecer el respeto.

Aprende a escuchar.
Miremos con respeto a todas las personas que se cruzan en nuestro camino detengámonos unos segundos para saludarlas, mirémoslas a los ojos y deseémosle un buen día, o simplemente démosle las gracias con sentimiento. Deseémosle lo mejor desde el corazón.

Tomemos la decisión de aprender.
El que cree que ya lo sabe todo está estancado. El mundo cambia continuamente y nosotros con él, y cada persona o situación que se presentan en nuestra vida son oportunidades para aprender y crecer.

Colócate en los zapatos del otro.
Nadie hace cosas por fastidiar al otro; tú no sabes la situación difícil que otros pueden estar viviendo. De vez en cuando es necesario que trates de pensar y sentir como lo está haciendo la otra persona; es decir, desde su punto de vista. Extender nuestra comprensión hacia los demás, implica volvernos más compasivos.

No seas intransigente.
Que alguien tenga un defecto, que diga o haga cosas improcedentes no lo condena como persona, siempre podemos recapacitar o cambiar nuestra actitud o comportamiento. Por lo tanto, no rechaces, discrimines o maltrates a otros porque no hacen lo que tú deseas o esperas, ten más paciencia y comprensión.

Nadie es más ni menos que tú.
Sólo somos diferentes en lo personal. Llegamos a este mundo con limitaciones y condiciones más o menos difíciles para superar, resolver y de las cuales aprender, en eso radica todo. Acepta a los demás con sus defectos y cualidades sin juzgarlos con ligereza.

Enseña a tus hijos con el ejemplo.
En el proceso de enseñar a tu hijo como vivir, tu ejemplo es determinante. Eres tú quien enseña a tus hijos a través del respeto hacia ellos, de qué manera ellos te respetarán a ti y a otros. La próxima vez que vayas a entrar a su cuarto, toca la puerta antes de hacerlo; de esa manera, él tocará a tu puerta antes de entrar.

Cuando vivimos con respeto hacia los demás, nos volvemos más tolerantes, pacientes, comprensivos, cumplidores y responsables de nuestra participación en el mundo, y cuando nos volvemos respetuosos de nosotros mismos, establecemos límites con seguridad, nos valoramos más y confiamos en nuestra capacidad.

http://psicocostarica.blogspot.com.co/2012/04/el-respeto_30.html

viernes, enero 06, 2017

Amor una decisión

Algo muy bonito del enamoramiento es que no hay persona en el mundo que no lo sienta, y quiero aclararlo porque noto que hay una gran confusión respecto a lo que significa, así que permíteme que lo aclare de una vez: el enamoramiento es una etapa espontánea, es la cosquillita y la parte en la que todo lo que la otra persona es o hace es perfecto, todo es bonito y sientes que flotas mientras caminas y que te haces y te deshaces cada vez que lo ves y cada vez que te despides, el enamoramiento es justo lo que te hace decir algo así como “vale la pena ver qué más puede darme esta persona”.
El enamoramiento es narcisista. Se trata únicamente de lo que tú sientes y de lo que tú quieres; claro que también cuidas lo que la otra persona quiere o necesita, quieres verla feliz porque la fuente de esa felicidad eres tú y eso lo hace perfecto. Es la etapa más bonita y la que nos inunda de una felicidad que juramos será infinita. El enamoramiento es.
Una vez habiendo aclarado esto, vemos que entre el enamoramiento y el amor hay un mar de diferencia. Uno es narcisista y el otro no. El amor no se trata solamente de ti, no se trata de lo que necesitas hacer para estar mejor o de lo que necesitas que la otra persona te dé, tampoco se trata de lo que puedes recibir o de lo que puedes darle; el amor, a diferencia de la belleza del enamoramiento, es una decisión.
El amor es algo que decides vivir y lo eliges todos los días. Es esa fuerza que te impulsa a tomar esas decisiones. Es lo que te transforma en la mejor versión de ti para esa persona y lo que te impulsa a ayudar y hacer que él o ella también sea la mejor parte de sí misma. Es la promesa de algo estable y algo mutuo que se va a seguir construyendo todos los días, con las bajas y las altas, con los cambios que presente la vida. Es lo que te ganas y lo que procuras para que se mantenga y eso es lo que lo hace perfecto. En el amor somos.
A todos nos ha pasado (y si no, te pasará) que nos encontramos en una circunstancia en la que nos enamoramos de alguien y no somos correspondidos y no entendemos por qué, si somos las personas perfectas para esa persona, y lo que sentimos es sincero. Pensamos que eso debe ser suficiente y nos duele el que no suceda y nos preguntamos infinitamente las razones por las cuales no nos pueden corresponder; y todo de repente se trata de nosotros nada más y de lo injustas que son las circunstancias con nosotros y no hemos considerado que a veces la vida así es. Se trata nada más de tener la empatía de entender que no siempre nos vamos a topar con alguien que quiera estar con nosotros y eso no quiere decir que seamos malos o buenos si no que sólo somos y justo eso nos da cabida para encontrar a quien sí será con nosotros.

https://www.belelu.com/2013/07/amor-decision/

jueves, enero 05, 2017

RESISTENCIA AL CAMBIO


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La mente humana es conservadora por naturaleza. El cambio asusta, desbarata e incómoda. Cuando algún hecho importante, novedoso o diferente llega al cerebro, se introduce el desorden. La aparente paz y tranquilidad informacional se desequilibra, el nuevo dato pone a tambalear el sistema y la tradición psicológica se ve amenazada por el invasor. A la mente no le gusta revisarse a sí misma, se resiste, se niega, se esconde. Ella prefiere moverse en la costumbre, en los hábitos, y más en lo conocido que en lo desconocido, aunque este último parezca mejor.
Las modernas investigaciones en psicología e inteligencia artificial han demostrado que la mente funciona con el principio de la economía de la información: cuando el cerebro almacena una creencia, un valor o una teoría, las retiene a toda costa. Es menos gasto proteger lo viejo que aceptar lo nuevo. Somos perezosos y conformistas por naturaleza.
Lo increíble de estos hallazgos es que todas las creencias depositadas en la memoria, independiente de su validez o utilidad, de su racionalidad o irracionalidad, son defendidas por igual. La mente no discrimina conceptos ni ideas: si se guardó en la memoria hay que preservar la información a lo que dé lugar.
Alrededor de los dos años de edad, los niños comienzan a fabricar y a consolidar teorías sobre ellos mismos y el mundo. Si las experiencias de contacto con los familiares y demás personas son saludables, aparecerán esquemas positivos: “El mundo es amable”, “Soy querible”, “La gente no es tan mala”. Si por el contrario, las vivencias son negativas, los esquemas tendrán un contenido malsano: “Soy torpe”, “Nadie me querrá”, “Soy feo”, “Nada lo hago bien”. Una vez instalados, la mente los patrocinará y cuidará todo el tiempo como si se tratara de una cuestión de vida o muerte.
A la tendencia obsesiva de mantenerse fiel a la memoria y defender la experiencia adquirida, se la llama autoengaño. Por ejemplo, evocamos mejor y más fácil eventos que confirman nuestras ideas (los que no concuerdan, los olvidamos). Atendemos más a aquellos estímulos que refuerzan nuestro pensar que los discrepantes. Incluso, podemos llegar a falsear la realidad para confirmar nuestras hipótesis (profecías autorrealizadas). Así somos, si no ganamos empatamos.
Recuerdo un reconocido profesor universitario, cuyo pensamiento era manifiestamente discriminatorio respecto al sexo femenino. “Las mujeres no deberían estudiar carreras técnicas”, decía sin pena alguna. Y para “comprobar” la supuesta supremacía masculina, simplemente exigía mucho más a las alumnas que a los alumnos. Una estafa altamente peligrosa. Manipular los datos para hacerlos coincidir con nuestros pensamientos es el método más utilizado por los humanos para engañarse a sí mismos y a los demás.
No obstante, pese a que la mente se resista y los fanáticos del conformismo prohíban pensar y amenacen con la hoguera, con esfuerzo y perseverancia podemos llegar a modificar muchos de nuestros esquemas inadecuados. Las personas que hacen un culto a la autoridad, que eliminan por decreto la creatividad, el riesgo sano y la inventiva, son víctimas de la costumbre. No hay que momificarse para estar en lo cierto. Debemos aprender del pasado pero no anclarnos a él.
Anthony de Mello decía que los seres humanos nos comportamos como si estuviéramos en una piscina llena de excrementos hasta el cuello y nuestra preocupación principal fuera que nadie levantara olas. La verdadera transformación interior requiere ruptura y reestructuración, es decir,  salirse de la piscina. Tumbar para construir. Nada de reformismos tibios o pañitos de agua fría. A la mente hay que confrontarla sin anestesia y de frente. Cuando no le dejamos espacio para la trampa, cuando la obligamos a mirar los hechos tal como son, ella no tiene más remedio que acceder al cambio. Entonces, damos el brazo a torcer, el pensamiento abre una sucursal y la imaginación, audaz e irreverente, hace de las suyas.

http://www.walter-riso.com/la-resistencia-al-cambio/