sábado, marzo 04, 2017

¿TIENES UNA PERSONALIDAD ADICTIVA?

¿TIENES UNA PERSONALIDAD ADICTIVA?
LAS 5 SEÑALES QUE LO INDICAN

Hay gente que se engancha a cosas de forma más rápida que el resto, que le cuesta más controlar que hace y cuando y lo cierto es que es importante saberlo, pues si uno sabe por dónde flaquea más fácil es estar pendiente de que no ocurra y no andar luego con arrepentimientos. Hoy os mostraremos un par de características comunes en las personalidades adictivas (y problemáticas), señales ante las que debéis estar pendientes y que os permitirán regular mejor vuestra conducta una vez las tengáis bajo observación y cuarentena.

¿QUÉ ES UNA PERSONALIDAD ADICTIVA?

La personalidad adictiva es aquél tipo de personalidad que se entiende aumenta la vulnerabilidad a padecer una adicción. Es aquella que siempre lleva las cosas a un límite, se obsesiona o es incapaz de dejar de hacer algo. Frecuentemente el problema es que quien sufre de este tipo de rasgos de personalidad se niega a verlo y por lo tanto a corregir su conducta. Lo que acaba ocurriendo es que la conducta de estas personas termina por convertirse en algo destructivo, tanto para ella misma como para los demás, pues pierden de vista los límites y las señales que indican que se deben parar.

La personalidad adictiva suele presentar otros muchos problemas y puede asociarse con varios trastornos psicológicos aunque no tiene por qué aparecer siempre de forma conjunta.


¿QUÉ INDICIOS SUELE HABER?

A pesar de que los estudios no muestran la evidencia necesaria para concluir que existe una “personalidad adictiva” como tal, si existen rasgos de personalidad que se asocian con comportamientos adictivos. Las personas que presentan estos rasgos son más propensas o vulnerables a desarrollar una adicción o mostrar una conducta adictiva. Las características a las que nos referimos son las siguientes:

Incapacidad para controlar las conductas impulsivas. Todos podemos ser impulsivos de vez en cuando pero en estas personas el serlo o no, no es algo que esté bajo control. Sienten debilidad por actividades impulsivas. La falta de estabilidad o la constante búsqueda de cosas nuevas a través de la impulsividad son rasgos ante los que estar pendientes. Son extremistas y se guían por pensamientos de todo o nada (blanco o negro), no manejando bien ni la moderación ni los puntos intermedios entre las cosas.

Bajo compromiso con los valores y metas personales. La conducta adictiva implica que cuando surge el impulso por hacer algo, la persona lo hace, dejando de lado lo que estuviera haciendo antes y al no planificar ni moderar su conducta siguiendo un camino errático que no se guía por planes a largo plazo o seguimiento de objetivos y metas vitales. La persona se deja llevar por el momento y el impulso inmediato. Estas personas suelen poseer un rasgo denominado “búsqueda de sensaciones”, se aburren fácilmente y constantemente buscan algo mejor y novedoso en lo que embarcarse. Son personas enfocadas en metas a corto plazo. Tienen baja tolerancia a la frustración y buscan soluciones fáciles y rápidas (frecuentemente pasando por las drogas o el alcohol). Tienen baja capacidad para demorar la gratificación.

Suelen presentar de forma constante ansiedad y estrés. No es fácil vivir una vida adictiva e impulsiva. Ya sea por los problemas sociales y familiares que acarrea, por los remordimientos una vez hemos hecho algo que no debíamos o por las consecuencias negativas que suelen seguir a estas conductas, estas personas frecuentemente se sientes ansiosas. La vida caótica es lo que tiene. Se suma la dificultad que suelen presentar para manejar y comunicar las emociones (baja inteligencia emocional).

Soledad y distanciamiento social: Al ser tan poco contante, cambiar constantemente de actividades (y de grupo social) ello dificulta crear conexiones profundas con las personas. No suelen aceptar las etiquetas de la sociedad. Si no son ellos mismos que se alejan es la persona impulsiva que lo hace por su misma conducta. No es infrecuente que los rasgos adictivos o impulsivos acaben ensombreciendo cualquier otro rasgo y la gente solo conozca tu inestabilidad y poco más. Son personas que tienden a aislarse de los demás y de esta misma manera buscar refugio de la misma en conductas adictivas. Pueden ser personas con bajas habilidades sociales que buscan refugio de su malestar social en la adicción.

Cambios en el estado de ánimo y baja autoestima: El deseo impulsivo (antes de hacer algo) es excitante y es una emoción positiva, como una energía y una emoción que nos invade a hacer algo. Pero cuando esa emoción desaparece aparecen otras, como la culpa, el arrepentimiento, la tristeza o el malestar por las consecuencias de lo que hemos hecho, especialmente si la conducta era el consumo de drogas por ejemplo. Además las adicciones son más frecuentes en personas como bajas habilidades de comunicación y manejo de emociones.

Además las personas adictivas con frecuencia tienden a sustituir una actividad adictiva por otra, si son capaces de dejar una mala conducta o hábito frecuentemente es sustituyéndolo por otro. La inseguridad y el temor a fracasar son componentes que también pueden influir en el desarrollo de conductas adictivas de cualquier tipo. Lo más común es que la adicción esconda un tipo de personalidad defectuoso o algún problema subyacente, aunque, eso sí es preciso decirlo, cualquier persona, absolutamente cualquiera puede convertirse en un adicto. Simplemente la probabilidad o propensión es mayor en las personas que cumplen ciertos rasgos, lo cual no nos exime (ni mucho menos) al resto.

Existe un debate abierto en torno a si estos rasgos se ven acentuados por la adicción o si ya estaban presentes anteriormente a ella.

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